DOBLE LLAVE – Recientemente (el 28 de abril de 2025) Canadá celebró elecciones federales que resultaron en una victoria significativa para el Partido Liberal, liderado por Mark Carney. Los liberales obtuvieron 169 escaños en la Cámara de los Comunes, quedando a solo tres de alcanzar la mayoría absoluta de 172 escaños.
Dicho resultado representa una recuperación notable de éstos, considerando que las encuestas previas pronosticaban una derrota liberal, estima y resume a manera de introducción Vladimir Gessen -psicólogo, periodista, analista internacional y ex-embajador, precisamente en Canadá-, en un interesante artículo publicado por Informe21.
El Partido Conservador, bajo la dirección de Pierre Poilievre, logró 144 escaños, incrementando su representación en comparación con elecciones anteriores. Sin embargo, Poilievre perdió su propio escaño en Carleton frente al liberal Bruce Fanjoy, un golpe simbólico para su liderazgo.
El Bloc Québécois, dirigido por Yves-François Blanchet, obtuvo 22 escaños, mientras que el Nuevo Partido Democrático (NDP), liderado por Jagmeet Singh, sufrió una derrota significativa, reduciendo su representación a solo 7 escaños y perdiendo el estatus de partido oficial. Singh anunció su renuncia tras perder su escaño en Burnaby Central.
El Partido Verde, con Elizabeth May y Jonathan Pedneault como co-líderes, logró mantener solo un escaño, y Pedneault también perdió su escaño, lo que llevó a su renuncia como co-líder.
Factores influyentes en la victoria liberal
Tal sorprendente victoria liberal se atribuye en gran medida a la reacción del electorado canadiense frente a las políticas y retórica del presidente estadounidense Donald Trump. Las amenazas de Trump sobre aranceles y comentarios sobre la posible anexión de Canadá generaron un sentimiento nacionalista que favoreció a los liberales.
Mark Carney, exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, capitalizó este sentimiento, presentándose como un líder competente y defensor de la soberanía canadiense. Además, la renuncia de Justin Trudeau en enero de 2025 y la elección de Carney como líder liberal revitalizaron al partido, atrayendo a votantes centristas y de izquierda que buscaban estabilidad frente a la incertidumbre económica y política.
Composición del parlamento y desafíos para el gobierno
La Cámara de los Comunes de Canadá cuenta con 343 escaños. De manera que, la distribución actual es la siguiente y así queda: Partido Liberal 169 escaños, partido Conservador 144 escaños, Bloc Québécois 22 escaños, Nuevo Partido Democrático 7 escaños. Partido Verde: 1 escaño.
Con esta configuración, los liberales deberán gobernar en minoría, lo que implica la necesidad de negociar con otros partidos para aprobar legislación y evitar mociones de censura.
Posibles alianzas y estrategias de gobernabilidad
Dada la fragmentación del Parlamento, el primer ministro Carney enfrenta el desafío de asegurar apoyo para su agenda legislativa. Una opción sería buscar acuerdos puntuales con el Bloc Québécois, aunque sus intereses regionales podrían limitar la cooperación. Otra alternativa es intentar reconstruir una alianza con el NDP, similar al acuerdo de confianza y suministro que existió entre 2022 y 2024. Sin embargo, la debilitada posición del Nuevo Partido Democrático y la renuncia de Singh podrían complicar esta opción.
Una estrategia más audaz sería buscar un entendimiento con el Partido Conservador dado que, aunque ideológicamente distantes, un acuerdo de gobernabilidad podría proporcionar la estabilidad necesaria para enfrentar los desafíos económicos y las tensiones con Estados Unidos. Este tipo de cooperación requeriría concesiones mutuas y un enfoque pragmático centrado en los intereses nacionales.
Lo que viene en Canadá
El gobierno de Carney deberá abordar varios desafíos clave: Primero, las relaciones con Estados Unidos. Deberá gestionar las tensiones comerciales y políticas con la administración Trump, defendiendo la soberanía y los intereses económicos de Canadá. Lo segundo es lograr la estabilidad económica, implementando políticas que fomenten el crecimiento y la resiliencia frente a un entorno internacional incierto. Lo tercero es mantener la unidad nacional. Carney debe atender las preocupaciones regionales, especialmente en provincias como Alberta y Quebec, para mantener la cohesión del país.
La capacidad de Carney para formar alianzas efectivas en el Parlamento será crucial para navegar estos desafíos y asegurar un gobierno eficaz.
Las elecciones federales de 2025 han redefinido el panorama político canadiense. La victoria de los liberales bajo el liderazgo de Mark Carney refleja un deseo del electorado por estabilidad y defensa de la soberanía nacional frente a presiones externas. Sin embargo, gobernar en minoría exigirá habilidades políticas y disposición para el compromiso. La posibilidad de acuerdos con otros partidos, incluso con los conservadores, podría ser la clave para una gobernabilidad efectiva en los próximos años.

Fuente de esta imagen referencial: Chelsey Faucher en Unsplash
Una propuesta para Canadá / Acuerdo nacional por la gobernabilidad
-Canadá ha hablado. Las elecciones federales de 2025 han dejado un resultado claro, a pesar de lo complejo. Los ciudadanos han optado por el liderazgo de Mark Carney al frente del Partido Liberal. Sin embargo, ese mandato democrático no se traduce en mayoría parlamentaria. Y aquí comienza la encrucijada política.
Vladimir Gessen, como observador internacional y ex-embajador en Canada, propone una solución pragmática y de altura: un Acuerdo Nacional de Gobernabilidad entre los liberales y los conservadores. No se trata de una coalición ideológica, sino de un pacto de corresponsabilidad institucional. La democracia canadiense es fuerte, pero exige madurez. Y este es uno de esos momentos excepcionales en que las grandes naciones se construyen y reiteran con grandeza política.
El espíritu del acuerdo
«Mi propuesta contempla un pacto parlamentario formal pero flexible, de carácter transitorio, que permita aprobar los principales proyectos de ley, proteger la estabilidad macroeconómica, garantizar la soberanía frente a presiones externas —en especial las provenientes de Estados Unidos— y avanzar en reformas clave que garanticen el bienestar de los canadienses.
Este acuerdo no implicaría un gobierno de coalición ni reparto de ministerios, sino un compromiso común para evitar mociones de censura, facilitar los presupuestos y crear un Consejo de Coordinación Política para dialogar iniciativas estratégicas.
Los ejes centrales de cooperación deben ser…
La defensa de la soberanía y política exterior común, reforzando la posición de Canadá ante las amenazas o presiones externas, como los recientes anuncios del expresidente Trump, que requieren una postura unificada de Estado.
Luego, llevar a la realidad la unidad nacional y el federalismo cooperativo. Es urgente abrir canales con Alberta, Quebec y otras provincias que sienten distancia con Ottawa. Un acuerdo amplio permitiría una escucha federal más efectiva y un nuevo pacto de equilibrios territoriales.
La agenda económica tendrá que ser consensualmente compartida, para incentivar la innovación y atraer inversión. La visión liberal tendrá que convivir con la disciplina fiscal conservadora si el objetivo es común.
Establecer un acuerdo de seguridad energética, alimentaria y con protección y promoción del empleo, aprovechando la diversidad de enfoques desde una política nacional concertada. La salud y educación deben ser pilares de largo plazo, acordando reformas que no dependan de la ideología del turno, sino del consenso social y territorial.
La propuesta debe contemplar un horizonte inicial de 18 meses, con renovaciones periódicas y revisiones técnicas que aseguren flexibilidad y rendición de cuentas. El Parlamento seguiría ejerciendo sus funciones plenas, pero bajo un marco de entendimiento que permita avanzar.
¿Por qué es necesario este pacto ahora?
Porque lo que está en juego no es un programa de partido, sino la gobernabilidad de un país clave en el mundo occidental. Canadá es ejemplo de democracia avanzada, pero también es un actor estratégico en el equilibrio del continente. Un gobierno débil, dependiente de bloques regionales o forzado a concesiones minoritarias, puede terminar paralizado. Y esa parálisis sería aprovechada por quienes desean un mundo más dividido y menos democrático.
Un entendimiento entre Mark Carney y Pierre Poilievre puede ser el legado de estadistas que prioricen el bien común sobre las diferencias personales o ideológicas y una vía para no transitar el camino de Argentina en el siglo pasado.
-Canadá también ha sido históricamente un ejemplo de civilidad política. Hoy, puede ser también un faro de colaboración democrática en tiempos de polarización. Mi propuesta no es ingenua, es profundamente estratégica. Una alianza parlamentaria entre liberales y conservadores, limitada y clara, podría salvar el presente y preparar el futuro.
«Canadá merece más que cálculos partidistas. Merece valentía política. Y este es el momento de demostrarla. Mi hijo Alexander Gessen, canadiense, me inspiró para escribir este artículo. Soy ciudadano estadounidense y también amo a Canadá. Ambas naciones (EE.UU. y Canadá) deben permanecer unidas ante un mundo cada vez más incierto y desafiante por el ascenso de nuevas potencias y tecnologías disruptivas».

El autor, Vladimir Gessen
De interés: Liberales ganan elecciones de Canadá; Carney intentará gobernar con todos los partidos
DOBLE LLAVE
Tomado y con información de: Informe21 / Por: Vladimir Gessen (Psicólogo, periodista y analista internacional)
Fuente de imagen referencial principal: Aleksandr Galenko en Unsplash
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