DOBLE LLAVE – De acuerdo con el doctor en clínica médica, Marcelo Suárez, rodearse de personas que se quejan frecuentemente condiciona los pensamientos y la actitud propia de forma diaria, llevando a producir de igual forma cortisol.
La hormona esteroidea mencionada afecta al sistema nervioso, respiratorio, cardiovascular y digestivo. Generar esta hormona de manera frecuente provoca dolores de cabeza, tensión muscular, insomnio y nerviosismo, entre otros síntomas; y como consecuencia, convierte a las personas en máquinas perfectas de producción de estrés.
“Desde lo estrictamente químico, el estrés que genera la queja produce una exagerada liberación de cortisol, que sostenida en el tiempo, explicaría las complicaciones descritas. La repetición genera un circuito cerebral que nos hace más fácil la queja», indicó Suárez.
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Según los expertos en psicología, el primer paso para abandonar una actitud negativa, pasa por identificar cada una de nuestras quejas.
En muchas ocasiones a lo largo del día, protestamos sin ser conscientes de ello. Por eso, resulta importante saber cuántas veces caemos en ese mal hábito.
Después de identificar la queja, debemos convertirla en un pensamiento positivo. Las personas que protestan con frecuencia tienden a magnificar sus problemas, así que este ejercicio permite otorgarle una dimensión real al pensamiento negativo.
Gabriel Velásquez
Con información de Panorama
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