Según datos de las autoridades sanitarias españolas, en los últimos años el número de personas que toman medicamentos sin control o prescripción facultativa aumentó, especialmente aquellos para controlar el estrés y los trastornos psicológicos (ansiedad, cuadros depresivos, ataques de pánico o insomnio).
El uso de medicinas como Orfidal, Tranxilium, Lexatin, Valium y Trankimazin está normalizado y su consumo no presenta riesgos, siempre que se realice bajo prescripción médica. Sin embargo, el aumento en el porcentaje de población que utiliza estos fármacos sin ningún tipo de control es una tendencia preocupante para el director técnico de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, Eusebio Megías, porque “los riesgos del uso de psicofármacos, prácticamente inexistentes cuando se realiza bajo prescripción médica y control médico, se multiplican en la automedicación”.
Según la última encuesta a población general realizada por el Observatorio Español sobre Drogas (OED), un 3,9% de la población española de 15 a 65 años tomó hipnosedantes durante el último año sin receta médica. Además hay que añadir que este porcentaje creció de forma progresiva en los últimos años, sobre todo entre la población femenina mayor de 30 años donde es más frecuente este tipo de consumos.
La automedicación de este tipo de sustancias supone un grave riesgo para la salud ya que existen dos problemas claros: la tolerancia y la posterior dependencia. La ingesta de este tipo de sustancias sin control médico puede producir que, tras cierto tiempo, el organismo se acostumbre al fármaco, acabe tolerándolo, y pierda su efectividad inicial. En casos muy graves, e infrecuentes, pueden incluso producirse convulsiones o episodios epilépticos.
Alejandra Watts
Con información de ABC.
Fotografía Gettyimages.
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