The Four Seasons dirá adiós
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DOBLE LLAVE – Limusinas negras y taxis amarillos paran en una calle lateral de Park Avenue en Nueva York, es la entrada del mítico restaurante The Four Seasons, acostumbrado a recibir a hombres vestidos de traje y mujeres con elegantes vestidos. El local, que lleva casi 60 años abierto en una de las alas del edificio Seagram, cerrará el próximo sábado 16 de julio.

«El cierre marca el final de una era –lamentó el New York Times–. El Four Seasons fue probablemente el restaurante más importante de Nueva York del siglo XX, americanizó la cultura de la comida noble e inició muchas tendencias que dominan hasta hoy el sector de la restauración en Estados Unidos«. Por ejemplo, el menú por temporada o el concepto de farm to table (de la granja al plato), es decir, de ingredientes frescos de producción local.

Pero sobre todo una tendencia, el power lunch. Al Four Seasons había que ir para ver y ser visto. Famosos como la editora jefe de la revista Vogue, Anna Wintour, la presentadora Bárbara Walters, el ex secretario de Estado Henry Kissinger o la modelo Heidi Klum son clientes habituales, y a ellos se suman banqueros ricos, periodistas influyentes, editores y políticos.

El Four Seasons dominaba el «delicado arte de reunir a los mayores egos de Nueva York«, escribe el New York Times.

El restaurante no se marcha por voluntad propia. Desde hace 21 años lo dirigen Julian Niccolini y Alex von Bidder. Pero en el año 2000 el edificio Seagram fue vendido al zar inmobiliario de origen alemán Aby Rosen y a su firma RFR Holding, que ahora optó por no prolongar el contrato de alquiler del local de lujo. «Los responsables me caen muy bien. Pero su tiempo ha pasado y a veces también tienen que desaparecer cosas estupendas», declaró.

Rosen ya dio ejemplo de ello el año pasado al deshacerse de Le Tricorne, un tapiz de pared de seis por seis metros creado por Pablo Picasso, la obra de mayor tamaño del artista en Estados Unidos.

Durante más de 50 años estuvo colgado en un hall y los expertos en arte adoraban la combinación entre el Picasso y el edificio de cristal. Pero a Rosen no le gustaba: «Es mi edificio. Es una obra de arte en mi edificio. Tengo derecho a exigir que lo quiten, por la razón que sea».

El próximo en irse será el Four Seasons, cuyo inventario será subastado a finales de julio. Las ollas a 300 dólares, las sillas a partir de mil y un servicio de café desde 500 dólares.

Samuel Bello

Con información de dpa.

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