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DOBLE LLAVE – La cifra mundial de refugiados alcanzó en 2018 un nuevo récord de 25,9 millones, de los cuales más de la mitad son niños, según Naciones Unidas. Las ONG han aprovechado una simbólica efeméride para alertar de su especial vulnerabilidad y han llamado a tomar medidas, toda vez que temen que los datos de desplazamiento aumenten en los próximos meses.

Con motivo del Día Mundial de las Personas Refugiadas, Save the Children recordó que 35 millones de niños han tenido que huir de sus hogares como consecuencia de una situación de crisis, bien para convertirse en desplazados internos o para cruzar las fronteras hasta algún otro país. Otros 420 millones de menores viven en zonas de conflicto armado, uno de cada cinco a nivel mundial.

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El director general de Save the Children España, Andrés Conde, lamentó en un comunicado que «la comunidad internacional sigue fallando en la protección de la infancia refugiada«, entre otras razones porque los países occidentales siguen vendiendo armas a países que «bombardean hospitales y escuelas» y sin pactar «canales de entrada segura» para los refugiados.

La falta de estos visados humanitarios aboca a muchas familias y a menores de edad no acompañados a emprender rutas peligrosas. El presidente de World Vision International, Andrew Morley, advirtió de que los niños «tienen un riesgo extremo de sufrir violencia«, vulnerables a todo tipo de abusos antes, durante y después de su desplazamiento.

«El abordaje del problema tiene que integrar enfoques legales y morales para poner fin a la violencia contra los niños, promover los derechos y la protección de los refugiados y asegurarles un futuro más brillante para ellos», recalcó Morley en un comunicado con el que su organización ha querido denunciar que los menores refugiados son «ignorados, maltratados y olvidados».

Nuevas herramientas

Las ONG buscan en este contexto nuevos instrumentos para que se escuchen las voces de los niños. Save the Children compartió por ejemplo los talleres realizados con niños refugiados procedentes de Siria, Birmania y República Democrática del Congo para que plasmasen sobre fotografías suyas sus esperanzas y sueños de futuro.

Una de ellas, Hasina, de 13 años, cuenta que tenía «miedo de los fantasmas» cuando llegó al campamento habilitado en Bangladesh para los cientos de miles de refugiados rohingyas que huyeron de la ola represiva de 2017. «Los fantasmas son en lo que se convierten los muertos«, cuenta todavía asustada.

Sin embargo, también tiene habla con esperanza y, durante el taller, explicó que le gusta hacer flores y aprender actividades de artesanía. Su asignatura favorita es el birmano porque le recuerda a su localidad de origen, explicó Save the Children.

Por su parte, World Vision ha promovido una red de periodismo móvil, Hashtag Our Stories, con la que quiere capacitar a niños y jóvenes refugiados de Venezuela y Sudán del Sur para que informen a través de sus teléfonos de las realidades a las que se enfrentan.

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«Nuestro objetivo es darles a estos niños herramientas para que ya no puedan ser ignorados», ha explicado Morley. «Estamos comprometiendo a una generación de «millennials» a traspasar las fronteras para que se unan a nosotros y compartan sus voces indignadas», añadió.

María Alejandra Guevara

Con información de dpa

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