Pequeñas fábricas: futuro de países industriales

DOBLE LLAVE – Las estadísticas de una nación como EE.UU. demuestran que la economía de las clases bajas no está dominada por las grandes fábricas, como se creía, sino por numerosas pequeñas manufactureras que ofrecen mayores oportunidades de trabajo e impulsan a estos estratos. Mantener este modelo es crucial para el bienestar social.

El informe, publicado en The New York Times, muestra que solo 12,3 millones de norteamericanos trabajan en el sector manufacturero. Millones menos que el número de trabajadores que albergan las llamadas compañías de “ocio y hospitalidad”, en las que se encuentran los negocios de comida rápida, por ejemplo. Mientras que la demanda de trabajadores educados que se integren en el mundo de la tecnología y los negocios ha crecido exorbitantemente, descuidando a las clases bajas.

En los países industrializados, donde esta tendencia se ha visto y se verá acrecentada, las pequeñas fábricas son vitales, pues impulsan la producción propia y garantizan puestos de trabajo para individuos de clase baja que no hayan podido acceder a una buena educación. Y deberán ser las pequeñas, pues las grandes ya no son tan populares. El informe señala que de las 250 mil empresas manufactureras registradas en EE.UU., solo tres mil 700 superan los 500 empleados.

Si estas fábricas cerrasen, las clases bajas no tendrían ninguna forma económica para llegar a ser de clase media. “El que las fábricas cierren le ha quitado peldaños a la escalera para alcanzar a la clase media en áreas urbanas”, asegura Robert A. Johnson, presidente del Instituto del Nuevo Pensamiento Económico. Y he allí su importancia.

Estas pequeñas empresas incluso aseguran más dinero para sus trabajadores, los cuales tienden a ganar en promedio $26 por hora, mientras que el sector de la salud gana la mitad y el sector de comida rápida, poco más de un cuarto.

Miguel Rivero

Con información de The New York Times.