El contrabando de arte y antigüedades se considera una importante fuente de financiación del autoproclamado Estado Islámico (EI). Francia se propone hacerle frente y, a su vez, ofrecer refugio a estos tesoros culturales. Las medidas para conseguirlo las desgrana el director del parisino Museo Louvre, Jean-Luc Martínez, en un documento de 100 páginas.
Según Martínez, fue el propio presidente galo, François Hollande, quien encargó ponerse manos a la obra tras los atentados del Museo Nacional del Bardo, en la capital de Túnez. Y el hecho de que la noticia se haya dado a conocer poco después de los sangrientos atentados de la capital francesa hace que cobre aún más significado.
Entre las propuestas que contemplan el arqueólogo e historiador, hijo de inmigrantes españoles, para combatir el comercio en negro de los yihadistas figuran endurecer los controles para la entrada y la salida de bienes culturales, elaborar una lista negra de «paraísos de encubridores» y crear un «refugio para museos«. En este sentido, Francia se considera precursora y planea apuntalar las medidas en un proyecto de ley que deberá ser aprobado por el Parlamento.
La organización terrorista entrega a sus miembros permisos para acceder a las excavaciones arqueológicas y carga con impuestos a los tesoros artísticos que después aterrizan en el mercado negro internacional a través de los puertos de libre comercio, dijo Hollande.
La propuesta de Francia prevé que estas medidas se financien a través de un fondo internacional. Pero según el director del Louvre, de 51 años, el dinero no es el problema: lo importante es actuar juntos y crear una alianza para combatir este mercado negro.
LS
Con información de dpa.
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