Los conflictos en Siria se agravan cada vez más y no se vislumbra luz al final del túnel
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No había tantos refugiados buscando asilo a nivel global desde la Segunda Guerra Mundial. Si bien los conflictos y las dramáticas situaciones que vive desde hace años la región de Oriente Próximo son conocidas, muchos se preguntan por qué está teniendo lugar justo ahora un flujo migratorio tan desconsolado.

La guerra que atraviesa Siria, donde combaten fuerzas rebeldes, milicias terroristas y fuerzas oficiales, persiste desde 2011 y ha ido cobrando un carácter cada vez más cruento. Al transitarse el quinto año de conflicto armado muchos pobladores han perdido la esperanza de que se halle una solución.

Muy por el contrario, la destrucción en el país parece ser cada vez mayor: mientras la milicia terrorista Estado Islámico intimida a cristianos y otros grupos, y expande el territorio bajo su control, el régimen lanza ataques por aire contra fuerzas insurgentes. Ataques que también acaban con la vida de civiles.

Según la portavoz de la agencia de Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), Karolin Eberle, los ciudadanos que han huido de sus viviendas querían regresar a su hogar una vez concluida la guerra civil, pero, con el paso del tiempo, han perdido la esperanza de poder dar ese paso.

A eso se suma que la situación en los campamentos para refugiados armados en países vecinos es cada vez más difícil. Muchos sirios que se encuentran en Turquía cuentan que viven en malas condiciones, que no tienen ninguna perspectiva y que sus hijos no pueden ir a la escuela.

Las organizaciones de ayuda como ACNUR están recibiendo pocos fondos teniendo en cuenta la magnitud del problema. En muchos casos ni siquiera pueden proveer a los refugiados con lo esencial.

En el Líbano, donde los refugiados ya representan un quinto de la población, la gente se ve forzada a luchar todos los días por su supervivencia sin tener recursos económicos.

Hay quienes observan además que hubo cierta flexibilización en las fronteras externas de Europa, lo que derivó en cierta apertura que hizo estallar el flujo migratorio en meses en los que se puede viajar por mar y tierra sin temer a las inclemencias del invierno europeo.

Además, la pobreza y la crisis política que atraviesa Macedonia, candidata a integrar la Unión Europea, también hace que desde allí el éxodo hacia otros países se vea alentado.

Serbia, que también aspira a convertirse en miembro de la UE, tampoco presenta una buena coyuntura económica, de igual modo que Bosnia, que vivió hace un año y medio fuertes disturbios sociales a raíz del empobrecimiento registrado a nivel nacional.

LS

Con información de dpa.

Fotografía REUTERS/Marko Djurica.

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