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Según el informe «Grandes cataclismos: Cómo abordar los efectos del cambio climático en la pobreza» realizado por el Banco Mundial, generar una mayor conciencia climática podría evitar que para el año 2030 más de 100 millones de personas caigan en una pobreza extrema.

Ponerle fin a la pobreza para dentro de 15 años parece algo casi imposible al analizar los efectos del cambio climático sobre las personas, desde enfermedades transmitidas por el agua, las cuales son intensificadas durante grandes olas de calor, hasta el fracaso de cosechas debido a sequías o inundaciones.

Si no se actúa pronto, se estima que para esa fecha habrán casi tres millones de pobres más en Latinoamérica y el Caribe.

Stephane Hallegatte, economista senior del Banco Mundial y encargada de dirigir el informe, establece que si se toman decisiones políticas sabias en este momento, tendrán un impacto positivo dentro de unos años.

Los cambios producidos en el clima afectan al sector de la agricultura, el cual da empleo a casi el 20% de la población hispana en América. Al no poder producir, muchas familias rurales se quedarían sin trabajo y sin alimentos. Por esta razón el documento destaca la importancia de desarrollar prácticas de cultivo y de ganado con mayor resistencia al clima.

En Uruguay existe una forma de fomentar la adaptación al cambio climático entre los productores rurales basada en un sistema informatizado que obliga a los agricultores a presentar un plan de rotación de cultivos con el propósito de mantener la calidad de los nutrientes y evitar la erosión.

Por su parte, en Brasil aplican técnicas para reducir la necesidad de utilizar pesticidas y fertilizantes artificiales, construyen cajas de contención en las colinas donde almacenan agua de lluvia e instalan fosas sépticas para recoger los desagües de las casas de la zona.

Otra forma para solucionar el problema es incrementar la asistencia social o inversiones benéficas para pobres a través de la obtención de dinero por impuestos sobre el carbono.

En Costa Rica, el «mercado doméstico de carbono» tiene como función la compensación de emisiones de CO2 por parte de las empresas que no puedan reducir sus operaciones. Estos recursos adquiridos son utilizados en actividades de eficiencia energética, reforestación y protección de bosques.

La región de Latinoamérica sería una de las más afectadas si sigue aumentando la temperatura promedio global, generándose migrasiones masivas de personas expulsadas por el cambio climático. Para ello, el Banco Mundial recomienda financiar infraestructura más robusta de manera que las personas más pobres se beneficien.

BB

Con información de El País.

Fotografía Gettyimages.

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