DOBLE LLAVE – El oficio y profesión de producir espectáculos, eventos masivos, se nutre de la experiencia; más si esta es amplia, exitosa y sobrepasa tres décadas. Augusto Fereda, destacado productor venezolano, nos comparte sus vivencias y convicciones, sus cuidados o precauciones y sus satisfacciones.
-Durante más de tres décadas he vivido detrás de los escenarios, en ese espacio donde la magia del entretenimiento se construye con precisión milimétrica, pero rara vez se reconoce públicamente. Soy productor de espectáculos, y aunque mi nombre no aparezca en los carteles luminosos ni en las portadas de los discos, mi trabajo ha sido el de un arquitecto invisible: levantar estructuras, diseñar experiencias y garantizar que cada aplauso tenga un soporte sólido.
«He aprendido que un concierto no comienza cuando se encienden las luces del escenario, sino meses antes, en una mesa de planificación donde se cruzan presupuestos, permisos, logística, tecnología y sueños. Allí es donde mi oficio cobra sentido: transformar lo aun intangible —la expectativa del público, la visión del artista, la estrategia de una marca— en un evento real con resultados positivos y que vibra en miles de corazones al mismo tiempo».
Arquitectura e ingeniería de lo invisible
-Trabajando en producciones para artistas como Fito Páez, entendí que la grandeza de un espectáculo no depende solo del talento del intérprete, sino de la capacidad de un equipo para anticipar cada detalle. Desde el transporte de toneladas de equipos hasta la coordinación de ensayos en ciudades distintas, cada decisión técnica es una pieza de dominó que, si cae en falso, puede derrumbar toda la experiencia.
«Con Cultura Profética, por ejemplo, el reto fue distinto: un público exigente, con una conexión emocional profunda hacia la banda, que esperaba no solo un concierto, sino un ritual colectivo. Allí mi papel fue garantizar que la atmósfera —luces, sonido, tiempos— potenciara esa comunión. El productor no aparece en las fotos, pero está en cada acorde que llega limpio al oído del espectador».
-En su gira de 40 años, con Desorden Público, la misión fue aún más simbólica: no se trataba solo de una puesta en escena, sino de honrar una historia, de diseñar un recorrido que celebrara cuatro décadas de resistencia cultural. En casos como este, el productor se convierte en guardián de la memoria, alguien que traduce la trayectoria de una banda y la materializa, resumida y fielmente, en una experiencia viva y compartida. Algo por demás emblemático.
«Ser productor de espectáculos masivos o de eventos de masas, como también se les llama en la industria del entretenimiento, no es únicamente resolver problemas técnicos; es también pensar estratégicamente. Cada evento conforma o define un ecosistema donde confluyen artistas, marcas, medios, patrocinadores y, sobre todo, el público. Mi trabajo ha sido articular esos ámbitos o mundos, encontrar el equilibrio entre lo artístico y lo comercial, entre la emoción y la rentabilidad».

Un concierto no comienza cuando se encienden las luces del escenario, sino meses antes, en una mesa de planificación donde se cruzan presupuestos, permisos, logística, tecnología y sueños; comparte Augusto Fereda (Fuente de esta imagen referencial: Valentin Lacoste en Unsplash)
-Hemos tenido la fortuna de producir campañas para marcas globales como Johnnie Walker o Telefónica, integrando su mensaje en experiencias en vivo que no interrumpen la música, sino que la amplifican. Esa es la verdadera innovación: cuando el entretenimiento se convierte en un lenguaje compartido entre artistas, empresas y audiencias.
«A lo largo de estos 30 años, he comprendido que mi oficio es, en esencia, un acto de servicio. No busco protagonismo, sino impacto. Mi satisfacción está en ver a miles de personas cantar al unísono, en sentir cómo todo un estadio vibra con la misma energía, en saber que detrás de cada sonrisa hubo un plan cuidadosamente diseñado».
-Soy consciente de que mi nombre no siempre quedará registrado en la memoria colectiva, pero sí quedará la experiencia que ayudé a construir. Y eso, para mí, es suficiente. Porque los productores somos los arquitectos invisibles de los espectáculos masivos: los que levantamos los cimientos para que otros brillen, los que convertimos lo efímero en eterno, los que entendemos que un concierto no es solo música, sino un acto de comunión humana.
Bio de Augusto Fereda, autor de estos conceptos

Fereda: hacer compatibles y materializar la expectativa del público, la visión del artista e incluso, y por supuesto, la estrategia de una marca
Augusto Fereda es un productor venezolano con más de tres décadas de experiencia en la industria del entretenimiento, reconocido por su talento para convertir los espectáculos en auténticas experiencias culturales de gran impacto.
Su carrera alcanzó un punto decisivo en Panamá, donde estuvo al frente de producciones para artistas de talla mundial como Marc Anthony, Chayanne, Calle 13, Fito Páez y Cultura Profética, al mismo tiempo que lideraba campañas para marcas globales como Telefónica, Johnnie Walker y Cervecería Barú, integrando con maestría el entretenimiento con estrategias de marketing experiencial.
Con la visión estratégica que le distingue, Fereda expandió su alcance a Estados Unidos, produciendo giras de artistas como Porfi Baloa y sus Adolescentes, Lasso y Desorden Público, consolidándose como un verdadero arquitecto invisible de los espectáculos masivos, capaz de anticipar riesgos, coordinar equipos y generar emociones colectivas que trascienden fronteras.
Instagram @augustofereda
DOBLE LLAVE
Fuente de imagen referencial principal: Woshiyingxiong202 en Unsplash
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