Resaltan las pocas medidas de seguridad de los Juegos Panamericanos
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Los Juegos Panamericanos han resaltado por su brillante organización. Hace poco se anunció que habían vendido más de un millón de entradas. En su mayoría, por otro lado, las noticias han sido exclusivamente deportivas. Pero, al parecer, al comité organizador se le escapó algo.

La falta de políticas preventivas, la gran cantidad de agentes de seguridad incapacitados, la legislación con grises y la diversidad de eventos y horarios hacen de Toronto 2015 el paraíso de las apuestas deportivas ilegales.

«No tenemos una política especial al respecto. No hemos sido notificados de algún caso y no creemos que esto suceda siendo los Juegos Panamericanos una competición amateur», dijo el director ejecutivo de Toronto 2015, Saad Rafi.

Durante los Juegos, sin embargo, los portales de apuestas deportivas ofrecen variables para jugar dinero por béisbol, baloncesto, balonmano, boxeo, fútbol y vóleibol.

El variado programa de deportes en vivo, en un amplio espectro de tiempo, es además una gran cita para «los topos». Ellos son los proveedores de información en vivo y en directo para apostadores alrededor del mundo, que tratan de ganarle al tiempo con el inmediato llamado telefónico y los segundos que demora en generarse la transmisión de televisión, que sale al satélite y baja al televisor. Si la retransmisión es por Internet, aún tienen más ventaja.

Las apuestas en sitios «off-shore» son en tiempo real y, si bien no brindan la cantidad de opciones de las competiciones más populares, se puede jugar dinero a quién anota el siguiente punto, cuánta diferencia habrá y otras variables más allá de las clásicas.

«Los Topos» siempre tratarán de pasar desapercibidos en las tribunas, aunque repiten estrategias que a veces hacen su actividad más evidente. El principal indicio es que siempre estarán hablando durante la competencia. Incluso pueden contar con dos o tres celulares permanentemente contactados.

En general, los llamados los hacen en un tono casi inaudible, mediante auriculares o manos libres. También los une la vestimenta: habitualmente eligen ocultarse bajo las capuchas o sombreros.

«No tenemos intenciones de patrullar cada sede. Creemos que la gente conoce las leyes sobre apuestas en la provincia de Ontario. Si la policía de Toronto encuentra algún caso puntual actuará en consecuencia, pero no es algo que nos preocupe. Confiamos en los deportistas», comentó sorprendido Rafi.

En los estadios, ni el personal de seguridad ni los voluntarios están advertidos de la situación. Y lógicamente no saben cómo proceder cuando alguien les avisa lo que está sucediendo. «No hay protocolo realmente», repitió Rafi.

El código criminal de Canadá no hace mención específica sobre la ilegalidad de apostar por Internet, sin embargo sanciona a quien gestiona las apuestas si está dentro del territorio.

El Senado canadiense tiene en estudio hace tres años una propuesta para legalizar las apuestas deportivas simples. Los promotores de la ley aseguran que el estado se está perdiendo un negocio de diez mil millones dólares al año, de acuerdo a un reporte del diario Toronto Star. Durante el último Super Bowl, se estima que los canadienses apostaron, a través de sitios extranjeros, 150 millones de dólares.

LS

Con información de dpa.

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