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Cada día son más los menores de edad que pasan largos periodos de tiempo frente a las pantallas de sus dispositivos electrónicos por lo que diversos especialistas recomiendan a los padres y representantes tomar medidas para evitar que se vuelvan dependientes y puedan tener una vida sana.

Heather Kirkorian, profesora de Desarrollo Humano y Estudios Familiares de la Universidad de Wisconsin-Madison, Estados Unidos asegura que por lo menos un tercio de los niños juegan con sus celulares cuando todavía están en pañales, y en promedio 15% de ellos utilizan estos aparatos aproximadamente una hora al día.

El uso continuo de estos aparatos en los primeros años de vida y la adolescencia puede ser muy delicado. Estar muchas horas frente a una pantalla puede hacerlos más propensos a ser sedentarios y obesos. Además, es posible que sufran estrés y ansiedad, o que se vuelvan hiperactivos y maleducados por no querer soltar el aparato.

El psiquiatra infantil, Germán Casas explica que hay padres muy permisivos que dejan a sus hijos tener un contacto excesivo con los dispositivos. Muchas veces lo hacen porque es el antídoto perfecto para que se calmen y no lloren.

Por esa razón, desde hace algún tiempo tomó fuerza la llamada dieta digital, una especie de régimen similar al alimenticio que en este caso permite a los papás controlar el consumo de tecnología de sus hijos. Sirve para evitar que los pequeños se excedan y también para que ellos les saquen el mayor provecho a los aparatos que, como todos los expertos coinciden, tienen beneficios y no son el origen del problema.

Los papás deben restringir el tiempo de uso como primera medida de la dieta digital. Según Casas, es fundamental que la cantidad de horas que le dedican a jugar con el celular o la tableta no sea superior al que destinan a jugar con otros amigos, a salir al parque o a realizar actividades físicas. Y en segundo lugar es clave que los papás se informen sobre los contenidos que van a darles a sus niños cuando les presten el celular o su tableta.

El psiquiatra afirma que no hay que ser demasiado drásticos a la hora de establecer límites para los pequeños, pues ellos son nativos digitales que deben interactuar y desenvolverse con las nuevas tecnologías. Lo más importante es mantener equilibrio y moderación para saber guiarlos en el mundo virtual sin dejar el real de lado.

Es importante identificar la necesidad de uso de los dispositivos según la edad del infante por lo que la Academia Estadounidense de Pediatría (APP por sus siglas en inglés) sacó una guía:

  1. De 0-3 años: es preferible mantenerlos alejados de los aparatos, pues es un periodo crítico del desarrollo del cerebro y lo más importante es la interacción con otras personas.
  2. De 3-6 años: recomienda máximo una hora diaria. Aquí pueden empezar a usar las aplicaciones y juegos educativos dado que es el momento en que aprenden a hablar y a leer. Los papás deben acompañarlos en este proceso.
  3. De 6-9 años: no deben usarlos más de diez horas diarias. En esta etapa previa a la adolescencia es indispensable que los niños no dediquen la mayor parte de su tiempo libre a jugar con estos aparatos y que eso no interfiera con sus tareas escolares.
  4. De 9-12 años: durante esta etapa los papás deben cerciorarse de que no visiten sitios inseguros ni contenidos para adultos. Además, es el momento en que los pequeños deben aprender a distinguir las diferencias entre el mundo virtual y el real.
  5. Más de 12 años: aunque en la adolescencia ya deben ser más autónomos, es importante que los papás les enseñen los riesgos de los medios virtuales para que no se equivoquen y manejen bien su tiempo.

Alejandra Watts

Con información de Revista Semana.

Fotografía Gettyimages.

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