El lunes un fulminante descenso de la cotización del metal dejó al aire la pregunta: ¿está en crisis la divisa de las crisis?
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Pese a los graves problemas griegos y el «crash» temporal de la Bolsa china, el precio del oro sigue cayendo. Al inicio de esta semana, llegó al 1.086 dólares la onza (unos 31 gramos), alcanzando el quinto récord a la baja este año.

Durante mucho tiempo, en los mercados financieros había una regla básica: cuando estallaba una crisis, subía el precio del oro. El preciado metal se consideraba un ahorro seguro en momentos de inestabilidad política o económica, y su valor subía con cada crisis financiera mundial, pero esta situación ha cambiado.

Y para explicar esta «crisis» existen argumentos que por lo general hablan a favor de una subida de su precio. Por un lado, se mantiene la inestabilidad en los mercados financieros, pues aunque se ha logrado una solución temporal en Grecia, el país sigue teniendo que hacer frente a una gigantesca deuda con una economía que no termina de recuperarse.

Por otro lado, aunque el gobierno chino ha logrado de momento estabilizar las bolsas con varias intervenciones, las turbulencias podrían reeditarse. Y, sin embargo, el valor del oro sigue en descenso. Según los expertos, se debe a la fortaleza del dólar. La moneda estadounidense cotiza alto entre los accionistas, porque la Reserva Federal apunta hacia una primera subida de los tipos de interés tras la crisis económica y financiera. No obstante, sigue sin estar claro cuándo se producirá.

Otra de las causas es que el aumento de los tipos de interés se encuentra con una de las grandes ventajas de invertir en el metal. Y es que al contrario que muchas otras inversiones, el oro no genera intereses. «El aumento de los tipos en Estados Unidos significa que el oro como inversión alternativa pierde atractivo, porque no genera beneficios en curso», señalan desde el banco M.M. Warburg.

Con todo, el oro no sólo está considerado la divisa de las crisis, sino que también supone una protección contra la elevada devaluación monetaria. Muchos compradores de oro pensaron que la extremadamente relajada política monetaria de todos los grandes bancos centrales desembocaría en elevadas tasas de inflación. Pero eso es algo que no ha sucedido, sino que más bien ocurre lo contrario.

En los países industrializados, muchos bancos centrales, incluyendo el Banco Central Europeo, se enfrentan a una inflación demasiado débil. Además, el colapso del sistema financiero mundial que predecían hace años algunos inversores en oro tampoco parece llegar. «Quienes no crean en el escenario del fin del mundo dan actualmente la espalda al oro, al menos desde el punto de vista de la inversión», señalan desde M.M. Warburg.

EC

Con información de dpa.

Fotografía dpa.

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