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DOBLE LLAVE – La disfunción eréctil es un problema que afecta a muchos hombres, especialmente a partir de los 40 años. Se trata de la dificultad o incapacidad para lograr o mantener una erección suficiente para tener una relación sexual satisfactoria.
Este trastorno puede tener diversas causas, tanto físicas como psicológicas, y puede afectar el autoestima, la confianza y la calidad de vida de quienes lo padecen.
Sin embargo, existen algunas medidas que pueden ayudar a prevenir o mejorar la disfunción eréctil, y que además contribuyen a mantener una buena salud general.
Cuida tu alimentación
Una dieta equilibrada y variada es fundamental para el buen funcionamiento del organismo, y también para el sistema circulatorio, que es el encargado de llevar la sangre a los órganos sexuales.
Algunos alimentos que pueden favorecer la erección son los ricos en antioxidantes, como las frutas y verduras, los que contienen ácidos grasos omega-3, como el pescado azul, las nueces o el aceite de oliva, y los que aportan zinc, como las ostras, el marisco o las semillas de calabaza.
Practica ejercicio físico
El ejercicio físico regular es otro hábito saludable que puede prevenir o mejorar la disfunción eréctil. El deporte ayuda a mejorar la circulación sanguínea, a controlar el peso corporal, a reducir el estrés y a liberar endorfinas, las hormonas del bienestar. Además, el ejercicio físico puede aumentar la producción de testosterona, la hormona masculina que influye en el deseo y la potencia sexual.
Se recomienda practicar al menos 30 minutos de actividad física moderada al día, preferiblemente aeróbica, como caminar, correr, nadar o montar en bicicleta.
También se pueden realizar ejercicios específicos para fortalecer el suelo pélvico, como los conocidos como Kegel, que consisten en contraer y relajar los músculos que rodean la uretra y el ano.
Algunas enfermedades crónicas, como la diabetes, la hipertensión arterial, el colesterol alto o las enfermedades cardiovasculares, pueden afectar la función eréctil al alterar el flujo sanguíneo o los nervios que intervienen en la erección.
Por eso, es importante acudir al médico periódicamente para hacerse chequeos y seguir un tratamiento adecuado si se padece alguna de estas patologías.
Asimismo, se debe revisar el uso de ciertos medicamentos que pueden tener efectos secundarios sobre la erección, como algunos antihipertensivos, antidepresivos o ansiolíticos. En estos casos, se puede consultar con el médico la posibilidad de cambiar la dosis o el tipo de fármaco.
La disfunción eréctil no solo tiene causas físicas, sino también psicológicas. El estrés, la ansiedad, la depresión, los problemas de pareja o las expectativas excesivas pueden interferir en el desempeño sexual y provocar dificultades para lograr o mantener una erección. Por eso, es importante cuidar la salud mental y emocional, buscando espacios de relajación, ocio y comunicación con la pareja.
También se puede recurrir a la ayuda profesional de un psicólogo o un sexólogo si se tiene algún problema psicológico que afecte a la sexualidad. Estos especialistas pueden ofrecer terapias individuales o de pareja para resolver los conflictos emocionales o relacionales que puedan estar detrás de la disfunción eréctil.
Consulta con un especialista
Si a pesar de seguir estos consejos, se sigue teniendo problemas de erección, se recomienda consultar con un especialista en urología o andrología, que son los médicos que se encargan de la salud sexual masculina.
Estos profesionales pueden realizar un diagnóstico preciso de la causa de la disfunción eréctil y ofrecer un tratamiento personalizado, que puede incluir medicamentos, dispositivos, inyecciones o cirugía, según el caso.
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Gabriel Velásquez
Con información de medios internacionales
Fuente de imagen referencial: Unsplash/Transly Translation
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