DOBLE LLAVE – ¿Cuántos jefes de estado narcisistas, histriónicos, antisociales o mitómanos, con claras evidencias de trastornos de la personalidad, han gobernado y destrozado a los países que rigieron? ¿Cuántos de ellos llegaron al genocidio o llevaron a la muerte a sus propios gobernados? Son preguntas abiertas que formula como advertencia al ámbito internacional el psicólogo, comunicador y analista político Vladimir Gessen.
–El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) clasifica a los Trastornos de Personalidad. Uno de ellos, definido por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, es el Trastorno de la Personalidad Histriónica (THP), consistente en emocionalidad excesiva y búsqueda de atención. Asimismo, comportamiento seductor exagerado, y una extraordinaria necesidad de aceptación y aprobación. Quienes padecen este trastorno no se dan cuenta de ello, y son muy dramáticos, astutos, apasionados y presumidos, comenta y cita el doctor Gessen.
Otro es «el Trastorno de la Personalidad Narcisista (TPN), en que las personas se caracterizan por presentar un desmedido sentido de la importancia y autoestima personal, están convencidos de poseer características superiores y suelen ser muy sensibles a la crítica, junto a una permanente necesidad de admiración. Igualmente, se les dificulta tolerar frustraciones. Para estar a su lado, es necesario adularlos o serán rechazados de su círculo. El narcisismo suele llevar a la megalomanía y al desarrollo de estados que, colocan al individuo que lo sufre, fuera de la realidad. Muestra actitudes y comportamientos arrogantes y altivos o prepotentes… El peligro de un gobernante así, queda a la vista cuando revisamos el comportamiento de uno de ellos en Alemania, durante la década de los ’30 y parte de los ’40…».
En su análisis, el psicólogo y comunicador prosigue enumerando y explicando los graves trastornos en algunos gobernantes.
El Trastorno de Personalidad Antisocial (TPA)
Está caracterizado por el desprecio y violación de los derechos ajenos y no poder adaptarse a las normas sociales, como son las leyes, o los derechos individuales. La motivación por experimentar sensaciones de control y poder también son muy comunes en ellos.
El Trastorno Explosivo Intermitente (TEI)
Se caracteriza por manifestaciones de enojo, a veces incontrolables y generalmente desmedidas en relación con lo acontecido. Es un trastorno de falta de control de las emociones donde se presentan comportamientos de agresividad verbal, ofensas y burlas a quienes adversen o polemicen con ellos, y los puede llevar a tomar acciones en contra de las personas que le enfrenten.
La Mitomanía
Quienes padecen los trastornos antes mencionados, y las personas ‘mesiánicas’, tienden a apartarse de la realidad y a mentir, por cuanto necesitan crear un entorno irreal el cual les permita vivir con comodidad, a pesar de su conducta, así como “salvar” al mundo que los rodea, y terminan asociándose con la mitomanía.
Los mitómanos son mentirosos patológicos. Van de mentira en mentira, elaborando relatos y explicaciones que llegan a creerse ellos mismos. Son incapaces de reconocer el concepto de la mentira como irreal. Solo tienen una verdad absoluta: La propia. Se sienten por encima del bien y del mal. Embaucan a las personas que viven en su entorno, quienes acaban siendo -al tiempo- cómplices y víctimas de sus engaños.
Aunque parezca lo contrario, por el histrionismo que los caracteriza, los mesiánicos son emocionalmente fríos, calculadores, manipuladores y evitan intimar.
Cuando la comunicación por medio de la mentira, el histrionismo, la paranoia, el narcisismo y los delirios llegan a formar parte de los hábitos personales, se puede provocar una escisión de la personalidad que conduciría a un grado de psicosis en la que se confundiría la fantasía con la realidad, como llegó a ocurrir con Adolfo Hitler y Benito Mussolini.
Muchos delirantes y trastornados gobernantes han regido en el mundo y los pueblos gobernados han sufrido terribles consecuencias.
Con el surgimiento de la democracia convencieron a algunos pueblos que los eligieran
La vida de Calígula, asesinado en el año 41 de nuestra era, se encuentra marcada por la violencia, como la extraña muerte de su padre, el asesinato de su madre, de sus tíos y de su hermana. En sus últimos días se auto endiosó y llegó a nombrar Cónsul de Roma a su caballo Incitatus.
Iván el Terrible, disfrutaba los asesinatos en masa y en uno de sus momentos de ira, golpeo a su esposa embarazada hasta matarla.
Jorge III de Inglaterra, hablaba sin sentido y murió totalmente demente.
En los casos de Juana ‘la Loca’, hija de los reyes católicos y de Carlos II, ‘El Hechizado’, sus apodos lo dicen todo.
Más recientemente, sean gobernantes de derecha o de izquierda, tenemos a Hitler, con graves desordenes de personalidad, delirios y alucinaciones, el caso de Idi Amín Dadá, genocida ugandés que llegó a literalmente comerse a sus enemigos. Joseph Stalin en Rusia, Mao Zedong en China y los gobernantes de la dinastía Kim, en Corea del Norte, han cultivado, desarrollado e impuesto, en sus trastornos narcisista, antisocial, y megalomaníaco, el “culto a la personalidad” que lleva al ‘terrorismo de estado’ en contra de sus gobernados, cuyo costo fueron millones de personas asesinadas en genocidios históricos.
En el caso de Fidel Castro, mitómano y paranoico, crea una dictadura que condena, fusila o asesina hasta a sus más leales camaradas.
A lo largo de la historia, muchos países, han tenido unos cuantos reyes y caudillos trastornados que lograron hacerse del poder por la fuerza. Con el surgimiento de la democracia, estos pseudo-líderes con trastornos de la personalidad, usando una de sus armas más temidas: la mentira, convencieron a algunos pueblos que, en lugar de haberlos declarado insanos mentales y puestos en resguardo psiquiátrico, o al menos ignorarlos, los eligieran, y en efecto los eligieron.
Lamentablemente, y para desgracia de la humanidad, en el presente la historia se repite: ¿Conoce usted a algunos de ellos?
Concluye y firma Vladimir Gessen.
DOBLE LLAVE
Tomado y con información de Informe21
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