DOBLE LLAVE – A pesar de que las empresas tecnológicas como Zoom están ganando muchos usuarios y uniendo afectos, al mismo tiempo están ocasionando que las personas estén padeciendo fatiga, depresión y ansiedad por pasar horas en la pantalla teniendo reuniones.
Sin importar que sean encuentros por trabajo, escuela o entre amigos, las videollamadas a través de Zoom (u otro software de videoconferencia) tienen un costo para la mente.
Una de las razones centrales de dicha situación, es que a través de esas plataformas hay una serie de señales no verbales que no llegan a cruzar el umbral, las cuales son esenciales para hacer que una persona se relaje.
El costo en tensión nerviosa que pagamos por las reuniones digitales
Cuando se está ansioso o en un estado de alerta tensa, requerimos mayor energía para poner atención. Por lo que se necesita obtener lo mismo que ocurre durante una conversación o al escuchar una ponencia, pero esto simplemente no ocurre a través del vídeo digital.
A esto se suma el hecho de que la calidad de la conexión a Internet puede variar y, por ello, hay momentos en el que audio o la reproducción multimedia se interrumpen y provocan una mala comprensión de lo que las personas dicen, o a veces resulta un impedimento ver sus rostros, algo fundamental para llenar los huecos en dicha comunicación.
Esto obliga a que escuchar se vuelva una actividad menos receptiva y más proactiva, consumiendo así más energía.
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Gabriel Velásquez
Con información de La Sexta
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