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DOBLE LLAVE – En los últimos años Venezuela se ha visto envuelta en crisis que han afectado en distintos aspectos como la alimentación, vivienda, seguridad e inclusive hasta el entretenimiento.

Uno de los sectores sociales que se ha visto más afectado con esto son los jóvenes entre los 25-35 años, quienes a diario ven como las posibilidades de independizarse y de poder obtener sus propios bienes se imposibilitan, al grado de convertirse en una tarea imposible arrendar una vivienda.

Las parejas siempre desean poder iniciar un hogar juntos

– Buenas tardes, deseo saber el costo del alquiler de su apartamento.

– El mismo tiene un costo de 300 dólares al mes a razón de un contrato con pago adelanto anual.

Esta y otras respuestas son con las que se consiguen Valentina Hernández y Cristóbal Torres, ambos profesionales universitarios en su búsqueda diaria por intentar poder iniciar una vida juntos fuera del seno del hogar de los padres.

«Nosotros tenemos aproximadamente más de tres meses intentando de todas las maneras poder conseguir un espacio propio para iniciar nuestra propia familia pero se ha hecho imposible en vista que la mayoría de las ofertas hay que cancelarlas en dólares o simplemente no desean alquilar a parejas por las leyes de arrendamiento en el país», explican.

Lo mínimo que las personas se podrían encontrar hoy en día en Venezuela es un alquiler de 150 dólares al mes, lo que representa al rededor de cuatro millones de bolívares, es decir, un aproximado de 14 salarios mínimos integrales (325 mil 544 bolívares).

«Las leyes impiden lograr alquiler»

Carmen Flores, dueña de una vivienda ubicada en el este de Caracas, declaró a través de una llamada telefónica que las actuales normas sobre arrendamientos en el país impiden que muchas parejas, personas casadas con o sin hijos, logren conseguir un alquiler.

«Muchas son las llamadas que recibo de personas casadas queriendo alquilar y, lamentablemente, debo rechazar a la mayoría porque corro el riesgo de perder mi vivienda en caso a aceptar a esposos con niños a causa de las «leyes de Chávez»», declaró la propietaria del inmueble.

La señora Flores, afirma también, que cuando se trata de un pareja suele hacer muchas preguntas personales sobre la zona donde trabajan, qué estudiaron, entre otras cosas ya que «a veces me aterra que las personas que meta en mi vivienda puedan dañarla o que deseen hacer algún acto ilícito dentro de ella así que por eso suelo ser muy minuciosa en ese sentido», aclara.

«Nos toca vivir con mis padres»

Para Leonardo Bárcenas y Alejandra Mendez, profesionales, casados y con una hija de apenas seis meses, se les ha hecho más «cuesta arriba» lograr conseguir una vivienda por lo que ambos llevan tres años viviendo en casa de unos familiares en el oeste de Caracas.

«Mi esposo y yo, hemos intentado buscar en todos los lugares posibles poder alquilar una vivienda pero ante tanta negativa e imposibilidad, tuvimos que optar por vivir en la casa de los padres de él», indicó Alejandra de 27 años.

«Sin mi tío no pudiera vivir sola»

Para un estudiante del interior, también se ha vuelto complicado el venirse a estudiar a la capital como es el caso de Verónica Uzcátegui, quien está cursando su segunda carrera en una universidad de Caracas y que además tiene su residencia fija fuera de la ciudad.

La Canasta Básica Familiar está casi en los Bs 3 millones

«Al principio hice el esfuerzo de viajar todos los días pero eso me estaba dejando muy cansada ya que durante el día trabajo y en las noches estudio. Ahora es diferente gracias a que mi tío, que vive en el exterior, me paga una residencia y además me transfiere dinero mensualmente para poder subsistir», aseguró la universitaria.

Sumado al problema de conseguir alquiler, están todos los problemas sociales que rodean a Venezuela como la escasez, el alto costo de la Canasta Básica Familiar (Bs 2.938.277,19) y además la dificultad de cubrir otros aspectos como vestimenta y entretenimiento.

¿Emigrar o quedarse?

Ante esta difícil situación, muchos jóvenes se han planteado como solución emigrar hacia otras tierras y trabajar en cualquier campo con el fin de poder tener una mejor vida de la que podrían conseguir en Venezuela.

«Me fui para España en el año 2015 con mi esposa y desde el segundo día de nuestra estancia, pudimos alquilar un piso sin ningún problema y ya en nuestra estancia hemos podido conocer varias ciudades de Europa y vivir una vida tranquila», indicó Alejandro Fuentes de 25 años, quien trabaja en un restaurante de Bilbao.

Como él muchos jóvenes, inclusive hasta personas más adultas, se plantean diariamente si la solución personal para cada uno es vender y ahorrar para probar suerte en otras tierras fuera de las fronteras.

Krystian Tovar / @krystiantr23

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