Según Wikileaks, el gobierno sunita de Arabia Saudí ha usado petrodólares para desprestigiar a su vecino chiíta Irán
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Incluso para los más entendidos y conocedores de la zona, la política del reino de Arabia Saudí es un misterio. Los gobernantes de Riad mantienen tal secretismo que sólo ellos mismos saben lo que ocurre al otro lado de los muros de palacio.

Por ello, la revelación por parte de la plataforma de filtraciones Wikileaks de más de 61.000 documentos del Ministerio de Exteriores saudí permiten una visión casi inédita de la política del reino sunita y de su rivalidad con el chiita Irán.

La rivalidad entre Teherán y Riad está presente constantemente en los documentos. La palabra Irán aparece en aproximadadamente 1.400 de los 60.000 despachos disponibles. El objetivo primordial del reino es neutralizar la influencia del país iraní en el mundo árabe.

Para ello incluso exigieron a los controladores del satélite «Arabsat» que debilitara la señal de televisión de un canal iraní de habla árabe para que no se reciba en la Península Arábiga. Una fuente de la emisora confirmó al New York Times que las medidas que están tomando en Arabia Saudí están generando una fuerte presión sobre la empresa desde 2010.

Las maniobras contra Irán no se limitan a Arabia Saudí: Cuando la universidad islámica internacional invitó en 2012 al embajador iraní para una semana cultural en Pakistán, la embajadora saudí quiso evitarlo. El director de la universidad no cedió a las presiones, por lo que la embajadora intentó reemplazarlo por un saudí, algo que finalmente consiguió, según el diario estadounidense.

Los documentos muestran, además, que el país basa su política en el uso de petrodólares. El estado del Golfo habría pagado cerca de 100.000 dólares por una campaña de publicidad para obtener un asiento en el Comité de Derechos Humanos de la ONU, como se deduce de uno de los despachos del Ministerio de Exteriores.

También se apoya a los políticos amigos: Uno de los rivales del anterior primer ministro irakí Nuri al Maliki, que mantiene una relación muy tensa con Riad, habría recibido 2.000 visados para la peregrinación a La Meca.

Tampoco los medios se libran de las presiones económicas del reino para favorecer las informaciones benévolas. La emisora anti iraní MTV Líbano tiene un apoyo en forma de unos 20 millones de dólares. Arabia Saudí dio 5 millones junto con un «plan de trabajo» para que la emisora vele por los intereses saudíes.

La autenticidad de los documentos es, sin embargo, dificil de corroborar. Muchas de las personas que aparecen mencionadas no hacen declaraciones. Wikileaks tiene sin embargo la certeza de que son verdaderos, pues realizó un intenso análisis previo a la publicación, asegura su portavoz Kristinn Hrafnsson.

El Ministerio de Exteriores saudí confirmó a la agencia de noticias estatal SPA que habían sufrido un ataque informático, pero subrayó que no se robaron documentos especialmente sensibles. Pese a ello, advirtió a sus ciudadanos de que la lectura o divulgación de documentos «probablemente falsos» podría acarrearles una pena de cárcel de hasta 20 años.

Desoyendo al gobierno, los internautas y periodistas árabes han comenzado a escudriñar los papeles, que muestran que la influencia del país del Golfo no sólo se limita al mundo árabe. Los «saudileaks» muestran que el país sunita ha pagado a medios en Australia, Canadá, Indonesia y Guinea y ha financiado numerosos medios de comunicación árabes. De esta manera, el reino conservador se asegura una «prensa dócil».

AG

Con información de dpa.

Fotografía Gettyimages.

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