Los usuarios del ferrocarril de los Valles del Tuy a diario muestran su rechazo al trasladarse en este sistema hacia sus casas y trabajos
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DOBLE LLAVE – El ferrocarril que conecta los Valles del Tuy con la ciudad de Caracas, ha brindado a la población facilidades para trasladarse en ambos sentidos. Gracias a este sistema, el tiempo de traslado paso de ser de 45 minutos a una hora, hasta solo 20 minutos necesarios para llegar a la ciudad.

En los últimos tres años, los niveles de calidad del sistema IFE han venido desmejorando mucho. La cantidad de retrasos en la línea se repiten muchas veces a la semana siendo la causa común entre ellos, el «robo de cables».

También, el comercio informal se ha incrementado a gran escala en los últimos dos años teniendo hasta cuatro o cinco vendedores por viaje tratando de «ganarse la vida honradamente» comercializando con chucherías.

Los usuarios, que a diario se trasladan, alegan que el mal servicio se debe a que los empleados no les interesa y les entretiene ver como las personas pasan 20, 30, 40 minutos esperando que ingrese una unidad que los lleve hasta sus trabajos u hogares.

«No existe orden, los empleados nunca están en los andenes para tratar de controlar a la cantidad de gente que se acumula en los retrasos», detalló Ángel González, estudiante universitario, quien utiliza el sistema a diario.

Ahora bien, cabe preguntarse, ¿Es esto culpa únicamente de los empleados del «ferro»? Pues a simple vista, esto sería un no seguro.

¿Los empleados o los usuarios?

Si bien es cierto que son los trabajadores del sistema IFE quienes deben velar porque el servicio se cumpla como es debido, el comportamiento de los usuarios ha venido empeorando mucho con el pasar del tiempo.

«Esto es horrible, la gente se empuja hasta el punto de tirar a los demás al suelo y pasarles por encima solo para conseguir un puesto para sentarse 20 minutos«. relató Jesús Carmona, quien en una oportunidad tuvo que ir hasta el médico por una lesión causada por la multitud descontrolada en el ferrocarril.

En este año 2016, las personas se han dado a la tarea de forzar las puertas cuando la unidad ingresa y espera que los pasajeros que están llegando, desembarquen por el otro lado.

Los usuarios ingresan al vagón sin orden

Los usuarios ingresan al vagón sin orden

También, comenzaron a pasar por el medio de los vagones y montarse por el lado de desembarque.

Ante esta situación, el personal de seguridad ha intentado implementar medidas de recuperación del orden. En el mes de octubre, decidieron dividir la unidad a la mitad para separar a las mujeres y los hombres en un intento de determinar si el mal comportamiento es de los hombres o de las mujeres.

Esto no funciono del todo, las mujeres continuaron empujándose para ingresar a la unidad y los hombres empeoraron su comportamiento en sentido de «venganza» por la medida aplicada. Ante esto se abortó esta medida.

Sanciones y una mejor logística

Para conocer sobre una posible mejor solución, Luis Enrique Abreu, especialista en logística de eventos masivos, detalló que una buena manera de combatir la situación, es contabilizar cuantas personas caben por vagón tanto sentadas como de pie y controlar el acceso desde las escaleras.

«Si se sabe cuantos pueden ir en cada vagón, los empleados del «ferro» podrán contabilizar a cada persona que ingresa y dejarlos pasar uno a uno hasta llenar cada espacio en sus totalidad para que luego queden solamente haciendo cola abajo quienes vayan a ir sentados en el próximo tren«, indicó Abreu.

Otra posibilidad que el especialista ofreció es aplicar sanciones para aquellos que violenten las puertas, empujen, y dañen el orden público. «Hay que «tocarles el bolsillo» para que se comporten de manera adecuada, cuando una persona no acata las normas, hay que sancionarla para que pueda acoplarse al reglamento».

«Las autoridades, deben estar en permanente vigilancia con la gente que a diario usa el sistema. Los organismos policiales también deberían jugar un papel más protagónico para recuperar el orden público, esto no es culpa de todos los usuarios, es solamente una pequeña parte que se encarga de armar alboroto y dañar cada vez más el sistema», destacó Abreu.

Los usuarios, deben entrar en conciencia y entender que cada vez que fuerzan las puertas innecesariamente, que empujan y tumban a las personas o que se lanzan a las vías para ir al otro anden, solo desmejoran el sistema hasta el punto que podrían ocasionar un daño irreversible a futuro.

Krystian Tovar

 

 

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