Con nuestra anuencia o sin ella se nos puede utilizar como influenciadores y contribuyentes, revela el experto Daniel Riveros
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DOBLE LLAVE – Es conocido por muchos de quienes se sienten conocedores del mundo tecnológico, que los nuevos productos y servicios crean oportunidades en diversos sectores de la economía, y más aún cuando se puede seguir obteniendo información en línea por medio de los mismos, luego de la compra, gracias al uso de estos, al ser conectados a internet para funcionar y ser consumidos.

No obstante, hay que estar alertas, promover la responsabilidad y la ética en cuanto a los métodos de recopilación y al uso que se da a los datos, y más específicamente a la actividad de “big data” que abordamos en este artículo.

Más que encuestas encubiertas

Veamos, entre este tipo de nuevas tecnologías se encuentran, por nombrar solo algunas, los servicios de televisión satelital y vía streaming, licencias antivirus para computadores personales, suscripciones a gremios y cursos en línea, la descarga de cualquier aplicación disponible en Google Play o Apple Store, o simplemente las plataformas que facilitan las compras en tiendas virtuales empleando transacciones de comercio electrónico.

Estos son solo parte de los servicios que pueden ser consumidos y que dejan registro de toda la actividad realizada desde su selección, compra, uso y hasta su posible renovación e incluso desincorporación. Adicionalmente, se puede derivar información relacionada con instrumentos bancarios, mecanismos de pago, datos personales y de contacto, patrones de consumo, así como direcciones físicas que son requeridas para formalizar muchas de las compras.

Estar conectado a internet pudiera ser para bastantes usuarios, sin saberlo, una especie de caminata en la que cada paso está siendo cuidadosamente evaluado por terceros para definir cursos de acción, trayectorias, tendencias y hasta hacer llegar a un lugar o lugares donde realmente y en principio no se quiere ir.

“Big data” y ética

Hoy en día, y esto es muy importante conocerlo, son incontables las herramientas que son utilizadas por tecnólogos y mercadólogos digitales para obtener mucha más información personal de los usuarios sobre aspectos que puede ser no tan ético registrar y manejar, o que por ahora no son de aparición común en un formulario de contacto o registro. Entre estos datos se encuentran: religión, preferencia sexual, color de piel, o incluso la aceptación o rechazo a otros gremios, personalidades, grupos étnicos, comunidades y gustos, por citar algunos.

Aquí sale a flote una pregunta dual y necesaria ¿Cómo queda y hasta qué punto está protegida la privacidad?

Todos estos datos son suministrados por los usuarios de manera consciente o inconsciente, y regularmente sin el consentimiento de que puedan ser utilizados para muchas prácticas de marketing digital desde el mismo momento en que se suscriben. Esto llega a abarcar hasta información que no les pertenece, tal como ocurre al compartir o permitir el acceso a datos de contactos de terceros y archivos multimedia al momento de instalar algún aplicativo en su smartphone.

Big data: ¿Nos espían al detalle a través de la Internet?

El ingeniero Daniel Riveros plantea estar alertas, promover la responsabilidad y la ética, en la era digital.

En nuestra próxima entrega profundizaremos en más aspectos y continuaremos reflexionando sobre este inquietante tema.

 

Especial para Doble Llave

 

Ing. Luis Daniel Riveros

[email protected]

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