Cuál es el antídoto más efectivo para una posible recesión económica global
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DOBLE LLAVE – La pandemia que hoy detiene al mundo y obliga a ciudadanos de todas las naciones a permanecer en cuarentena, tiene efectos variados y muy profundos para la economía global. La cuarentena significa un shock de demanda, dado el aislamiento social, que afectará gravemente la producción de los países. En esta conversación, el abogado Juan Carlos Apitz Ardizzone, gerente de mercados alternativos de Intelinvest, en representación de la Casa de Valores, analiza los primeros efectos económicos del COVID-19 y la posibilidad de una recesión global.

“La llegada de una pandemia en el primer trimestre del año coincide con un clima económico bastante particular. El crecimiento sostenido de la economía mundial se explica por el inmenso endeudamiento que han promovido los bancos centrales de todo el mundo. En EEUU, por ejemplo, la deuda corporativa ha llegado a niveles récord, y ha permitido la continuación de un rally en todos los índices. La deuda corporativa del sector no financiero de la economía estadounidense, la que comúnmente contribuye a mayores niveles de producción en la economía, ascendió a un promedio entre 2008 y 2018 de 68% del PIB, el porcentaje más elevado que ha tenido el sector en toda su historia”, comenta el experto a manera de introducción.

La ciencia económica enseña que el gasto de una persona es el ingreso de otra. De allí que una persona solo pueda gastar lo que produce o lo que otra persona esté dispuesta a prestarle con la condición de un pago en el futuro. En este último caso, se puede crecer más de lo que se produce, pero en algún momento, esta situación será insostenible si la producción no aumenta. Alguien, necesariamente, dejará de percibir sus ingresos cuando el deudor no pueda seguir pagando; apunta el especialista en mercados alternativos de Intelinvest.

Apitz Ardizzone agrega que, lo mismo ocurre con los países, y aunque las tasas de interés bajas tienden a elevar el nivel de endeudamiento, el banco central explota la burbuja cuando necesariamente debe elevar las tasas, generando una reacción en cadena de impagos. Ray Dalio explica muy bien este proceso en su obra “Big Debt Crises”, en la que además advierte sobre la existencia de estos procesos de apalancamiento y desapalancamiento tanto en el corto plazo (5 a 8 años) como en el largo plazo (75 a 100 años).

El experto asegura, “la economía global ya se encontraba sobreendeudada cuando llegó COVID-19, lo que ponía a los mercados financieros en un estado de vulnerabilidad muy elevado. No es casualidad que en solo 2 días, el S&P 500 bajó casi 32%, y al cabo de unas pocas semanas, perdió todas las ganancias que había tenido el índice desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos. Siendo un shock externo o, como algunos prefieren llamarlo, Cisne Negro, el coronavirus expuso la alta vulnerabilidad que tenía años gestándose en el sistema financiero internacional. Dado que las  cuentas de margen de todo el espectro de activos financieros se encontraban fuertemente apalancadas, hasta el oro experimentó una venta masiva en estos últimos días. Aunque Taleb, Spitznagel y Cole consideren que estos eventos son, de alguna manera, previsibles o modelables en un portafolio, lo cierto es que tomó por sorpresa a la mayoría de las instituciones financieras del mundo.

De qué depende la recuperación de la economía

Los pronósticos de crecimiento de la economía global empiezan a asumir la posibilidad de una recesión económica global. El distanciamiento social es un shock muy fuerte a la demanda de bienes y servicios, lo que disminuirá significativamente los ingresos de las compañías. Según KPMG, el COVID-19 es un shock de demanda, un shock en la oferta y también, un shock a los mercados.

La recuperación de la economía dependerá de la gestión que hagan los gobiernos para disminuir el apalancamiento corporativo, al tiempo de reducir el impacto de la caída en la demanda

El gerente de mercados alternativos de Intelinvest, prosigue explicando que “la caída en la economía china ya empieza a mostrar resultados en las economías más sensibles, afectando inicialmente al sector manufacturero y más recientemente, al sector servicios. La única manera de revertir el impacto económico es centrar los esfuerzos gubernamentales en las causas y no en las consecuencias. Los esfuerzos de política pública parecen dirigirse a la detección masiva de casos, para proceder a mejores controles respecto al esparcimiento del virus. La cantidad de infectados, lejos de ser la métrica más importante, sólo puede disminuir en la medida en que la tasa de infección (exponencial y muy acelerada) empiece progresivamente a decaer. Si la evaluación oportuna de las autoridades no logra identificar, aislar y recuperar a tiempo a todos los infectados, el shock a la demanda puede extenderse en el tiempo, afectando cada vez más a las economías del mundo”.

Ya para concluir, Apitz señala que, si bien los bancos centrales y los gobiernos se encuentran estimulando agresivamente la economía, lo que puede verdaderamente estabilizar los mercados es el avance oportuno en la respuesta mundial al COVID-19.

“Tanto Donald Trump como Nicolás Maduro en Venezuela, y mandatarios de otras naciones, han propuesto un paquete de estímulos que buscan suspender temporalmente la caída agresiva en la economía, pero ya los mercados financieros empiezan a mostrarse insensibles a estas decisiones. La única garantía de una recuperación sostenida de la economía es la atención completa a una superación definitiva de la pandemia global. Los recursos que hasta ahora se han utilizado para controlar la caída de la producción mundial deben virar su foco a la pandemia, que hasta el momento, parece ser el antídoto que han aplicado los países que han salido casi ilesos de esta grave crisis mundial”.

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