El final de la guerra civil siria se ve muy lejano
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El acuerdo nuclear alcanzado entre las potencias internacionales e Irán parece no haber sido recibido con talente positivo en Arabia Saudí. De hecho, a diferencia de lo sucedido en casi todo el mundo, medios de ese país prefirieron no hacer mucho eco de la noticia.

Al igual que Israel, la casa real en el reino conservador islámico saudí ha estado especialmente atenta a las negociaciones entre Teherán y la comunidad internacional. Los monarcas sunitas consideran enemigos acérrimos a los vecinos chiitas del Golfo. Para Riad sería una pesadilla que Irán llegase a tener armas atómicas, pues Arabia Saudí ya se siente presionada por cómo Irán ha ido expandiendo su influencia en el mundo árabe.

Sin embargo, más allá del disgusto que pueda generar esta noticia, las acciones futuras de Arabia Saudí son una incógnita. En el peor de los casos se podría desatar una carrera nuclear entre Irán y Arabia Saudí, las dos potencias regionales. Ahora queda sobre todo en manos de Estados Unidos, aliado durante años de la monarquía árabe, calmar a Riad a través de la diplomacia y las garantías de seguridad.

El acuerdo nuclear también podría repercutir en la guerra civil siria. Tras más de cuatro años de sangrientos combates, el ejército está agotado. En los últimos meses, los seguidores del presidente sirio Bashar al Assad han sufrido derrotas importantes. El régimen sólo ha podido resistir porque recibe un amplio apoyo militar y financiero de Teherán.

Y dos escenarios se perfilan como posibles: un Irán libre de sanciones y económicamente reforzado podría aumentar su ayuda a Damasco, algo muy probable.

Teherán tiene un gran interés en que permanezca intacto el eje chiita entre Irán, Irak, Siria y Hizbolá en el Líbano. «Perder a Siria sería devastador para Irán», asegura Thomas Juneau, experto en Oriente Próximo de la Universidad de Ottawa. «Irán está dispuesto a hacer lo que haga falta para mantener al régimen de Al Assad con vida».

Y Siria apuesta por ello. En ese sentido, Al Assad se mostró convencido de que Irán seguirá apoyando con fuerza plena «las causas justas de los pueblos».

Arabia Saudí, por su parte, enviaría a su vez más armas y dinero a los rebeldes sunitas, entre los que figuran muchos grupos radicales. Y todo ello no hace más que alejar del horizonte un fin de la guerra civil siria.

Pero hay otro escenario que sería mejor para Siria. Irán, como aliado importante del régimen de Damasco, podría formar parte de los esfuerzos internacionales para encontrar una fórmula que derivara en nuevas negociaciones de paz. Bajo determinadas circunstancias, Irán incluso podría estar dispuesto a dejar caer al presidente sirio, despejando así el camino para un acuerdo con los adversarios del régimen.

Pero para Arabia Saudí, la vecina Yemen es más importante que Siria. El reino saudí acusa a Irán de haber suministrado armas y dinero al país, el más pobre de la región que se encuentra sumido en una guerra civil, pero Teherán lo niega. Desde marzo pasado los cazas saudíes bombardean a los hutíes, una minoría chiita que controla grandes partes del país y ha derrocado al gobierno. Pese al despliegue militar, hasta la fecha no han podido detener el avance insurgente.

Riad no va a aceptar que un país vecino esté dominado por fuerzas chiitas. Y todo apunta a que el reino reforzará su intervención militar en Yemen. Y de todo ello se beneficiarán sobre todo dos grupos que en los últimos meses ya han sacado provecho del caos y la destrucción en Yemen: la red terrorista Al Qaeda y la milicia terrorista Estado Islámico (EI).

con información de dpa.

Fotografía dpa.

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