Su cuasi insdestructibilidad lo ha convertido en el arma preferida de rebeldes, revolucionarios y asesinos
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El Avtomat Kalashnikova modelo 47, mejor conocido como el AK-47, es la herramienta de muerte que ha acabado con más vidas desde su creación, incluso más que la artillería, los ataques aéreos y los cohetes. Y es que los estimados de víctimas anuales rondan las 250 mil. Chapado en oro era un regalo típico para dictadores como Gadafi o Castro. Cuando Sadam Hussein fue atrapado, se le encontró dinero, una pistola y dos AK-47.

Su simple construcción lo hace relativamente barato: unos 530 dólares en 2005, aunque en África se puede encontrar por 300. Además, entre los entendidos, es bien sabido que un herrero puede repararlo o hasta fabricarlo. Su eficiencia es inigualable y la munición tan sencilla de encontrar que, contando descendientes, versiones e imitaciones, se han fabricado entre 80 y 100 millones de ejemplares.

Pesa apenas cuatro kilos sin munición, mide 87 centímetros, lleva 30 balas y se ha convertido en un símbolo de nuestro tiempo hasta tal punto que aparece en monedas (URSS) y banderas (Mozambique). Un niño puede aprender a desensamblarlo y ensamblarlo en 30 segundos, y a usarlo en muy poco más; sin su simplicidad, sería imposible el fenómeno de los niños-soldado, y su apodo, «Kalash«, se ha convertido en nombre común en ciertos países africanos.

Más de 14 países elaboraron copias de esta arma luego de que la Unión Soviética la repartiera entre sus aliados, inclusive nuestro país quiso llevarse un pedazo del pastel. En cuanto a derivados, las de fabricación estimaciones rondan el millón cada año. A lo largo de décadas, el AK-47 y sus múltiples reproducciones han equipado a ejércitos, fuerzas revolucionarias y terroristas.

El contrabando y la provisión de armas a gobiernos aliados o a guerrillas más o menos simpáticas de diversos países han acabado provocando mezcolanzas difíciles de seguir: armas chinas o fabricadas en Corea del Norte que acaban en manos de guerrillas africanas, o armas rumanas que acaban en manos de bandas mexicanas tras haber sido vendidas a gobiernos legítimos de Sudamérica.

Solo en los Balcanes se calcula que hay entre uno y dos millones de ejemplares en manos de civiles, de entre 3,6 y 6,2 millones de armas de fuego en manos de entre medio millón y 1,6 millones de hogares, según un estudio internacional. Es un éxito incluso en el competitivo mercado de armas de EE.UU., y en Siria e Irak sigue siendo una de las armas más usadas por todos los combatientes.

Esta es la razón de que el AK-47 esté apareciendo en el mercado negro europeo con inquietante normalidad: simplemente hay demasiados de ellos en circulación. Tras la caída de la Unión Soviética y la descomposición del Pacto de Varsovia, millones de ejemplares almacenados durante la Guerra Fría fueron vendidos por gobiernos que querían hacer caja o por mafias.

Más recientemente, la decisión rusa de reequipar sus fuerzas armadas con armamento más moderno ha vuelto a movilizar los arsenales y liberado más ejemplares todavía.

AG

Con información de El Confidencial.

Fotografía Gettyimages.

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