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DOBLE LLAVE – En los últimos años, Venezuela ha sido víctima de un alto éxodo de ciudadanos que han optado por abandonar su profesión y trabajos por salir a buscar una mejor calidad de vida en el extranjero.

Se estima que aproximadamente un total de dos millones de venezolanos se encuentran haciendo vida en el resto del mundo, dedicando sus días a laborar en cualquier oficio u oportunidad que se les presente en el extranjero con el objetivo fin de tener un salario que les permita ahorrar y no solo preocuparse por lo que van a comer.

Es así como Alberto Nunes, ingeniero en telecomunicaciones de profesión, decidió «hacer sus maletas» y emprender su camino hacia España de la mano de su esposa (de igual profesión) para poder optar por una vida mejor.

«A finales de 2016, mi esposa y yo decidimos mudarnos a Europa porque ya nuestros salarios y ganancias no nos daban para poder llevar una vida más allá de solo comer. A pesar de tener mi propio negocio, no me daba para poder tener un mejor día a día lo que fue el principal motivo para emprender cuando lo hice en 2008″, detalló Nunes quien había optado por abandonar su profesión y abrir una tornillería en los Valles del Tuy.

Desde su llegada a la capital española, el ingeniero logró conseguir empleo como vendedor con la reconocida marca Telefónica, experiencia que cuenta como grata en vista que su gran pasión siempre han sido las ventas.

«Me siento contento con lo que hago porque es lo mejor que sé hacer, sin embargo estoy en distintos procesos de selección para poder ejercer mi carrera aquí. Sin embargo no descarto tener que seguir en esto, en vista que me da para pagar mi vivienda, alimentarme bien, ahorrar y darme mis gustos«, aseguró el venezolano con pasaporte de la comunidad europea.

Más que quince y último

Un caso parecido es el de Alejandro Fajardo, también ingeniero recién egresado en Venezuela, quien aseguró que por unos meses intentó dedicarse a su profesión en el área mecánica pero que no se sintió satisfecho porque las ganancias que recibía no se equiparaban a las que generaba en su propio establecimiento de comida.

«Me sentía bien porque apliqué los conocimientos que por tantos años adquirí, pero a la hora de cobrar mi primera quincena no pude comprar absolutamente nada debido a los índices inflacionarios que actualmente están afectando el bolsillo de todos», detalló Fajardo.

El ingeniero, desde hace un año, abrió su propia de venta de comestibles la cual le ha permitido poder sobrevivir cada día mejor de lo que podría hacer con un «quince y último«. Sin embargo, el joven de 26 años está tramitando su próxima migración hacia otro país.

«Me va excelente con mi negocio, sin embargo no es suficiente. En marzo voy a emigrar a otro país Latinoamericano. Ya me estoy mentalizando para dedicarme a cualquier oficio, del cual estoy seguro que me brindará una mejor calidad de vida de la que actualmente puedo tener aquí», aseguró el ingeniero.

Cabe recordar que desde inicios de este año Venezuela se ha visto sumergida en una «hiperinflación» lo que ocasiona que los precios de los productos de la cesta básica, entre otros, sufran variaciones constantes.

La cantidad de profesionales que han emigrado a otras tierras es considerable

Estudiantes también abandonan sus carreras

Como el caso de ambos ingenieros, cambiar la vocación por oficios diferentes también aplica para los estudiantes universitarios que se han visto en la necesidad de desertar de su formación académica ya sea para emigrar o dedicarse a trabajar para tener ingresos.

Una cifra arroja que aproximadamente un 15% de los estudiantes en Venezuela han abandonado sus estudios en busca de una mejor vida. Muchos no han tenido la paciencia de aguantar entre cinco y seis años para egresar y ejercer en las carreras escogidas.

Tal es el caso de Ángel González de 27 años, estudiante de ingeniera civil de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y quien desde hace dos semestres que no se ha inscrito para continuar con sus estudios por la necesidad de trabajar y subsistir.

«Me salió una buena oferta como vendedor y encargado de una tienda, lo que me genera más ganancias que en principio obtendría como profesional universitario. Paralelamente, también me dedico a dictar clases de matemáticas y física de manera online para personas en el extranjero, lo que me da una entrada adicional en otra moneda«, aseguró el estudiante universitario.

González reúne todo lo que logra en divisa extranjera para estar preparado en caso que un día no pueda aguantar más la crisis y decida irse del país.

«Esto no es solo conmigo, mis padres son docentes de educación media y desde hace tres años se habían dedicado a la elaboración de jabones artesanales lo cual fue un ‘boom’ en nuestra casa en vista que los ingresos se triplicaron y la situación se normalizó. Sin embargo el último año fue complicado debido a que nos costó mucho conseguir los materiales para la elaboración, y mi papa tomó la decisión de abandonar dicho emprendimiento y realizar viajes constantes a Colombia para ser vendedor y poder costar los gastos del hogar», detalló el vendedor.

Si no hay un cambio el éxodo continuará

Distintas conversaciones con familiares de personas que han decidido «abandonar lo que aman» por algo mejor aseguran que la fuga de talentos continuará y se acrecentará este 2018 mientras no se den cambios significativos en las políticas internas.

Los actuales índices inflacionarios, que rondan por más de las cuatro cifras, la escasez de alimentos, la inseguridad que azota las calles, y la falta de salarios «dignos» y que permitan una buena calidad de vida, entre otros, podrían seguir siendo los principales motivos por el cual Venezuela cada día se quedará con menos profesionales.

Krystian Tovar / @krystiantr

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