Muchas antiguas canteras de piedra, tras el paso de la temporada de lluvias, suelen recibir y acumular cantidades ingentes de agua, convirtiéndose en monumentales piscinas. En estos casos, las personas suelen visitar estos espacios y convertirlos en sitios para practicar el nado y hasta el clavado, con saltos acrobáticos desde sus extremos más peligrosos. Pero el mayor peligro no está ahí, sino en la calidad de las aguas.
Ese es el caso del lago Harpur Hill, localizado en el Peak District, en Reino Unido. Esta piscina natural de colores paradisíacos, que todos conocen como Laguna Azul, se ha producido a partir de la acumulación de las aguas sobre un lecho que, después de pertenecer a una cantera, sirvió de vertedero durante muchos años.
Debajo de aquellas aguas de un azul imponente reposan destrozos de automóviles y de maquinarias, restos de animales muertos, desechos humanos y escombros de todas las naturalezas posibles.
Es por ello que las autoridades locales no se cansan de advertir de los peligros de la inmersión dentro de este lago tóxico, cuyas aguas poseen un pH con niveles estratosféricos, capaz de provocar irritaciones en la piel e infecciones de todo tipo.
Algunas de estas señales colocadas en las cercanías del lago indican que el pH de esas aguas presentaría niveles de hasta un 11,3, muy similar al que posee el cloro para la limpieza del hogar (12,6) y el amoniaco empleado en la industria (11,5).
No obstante estas advertencias, las autoridades locales decidieron verter en el lago grandes cantidades de un tinte negro para cambiar por completo la apariencia edénica de este espacio al aire libre, y persuadir a los potenciales bañistas del peligro que supondría sumergirse en aguas con semejante nivel de contaminación.
Samuel Bello
Con información de Yahoo! Noticias.
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