El tema presupuestario, las situaciones de violencia, agresiones y recurrente inseguridad mantienen a los estudiantes en zozobra
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DOBLE LLAVE – El profesor de la Escuela de Farmacia de la Universidad Central de Venezuela, Carlos Rodríguez explica de forma breve en la página de la universidad por qué a la UCV se le llama «La casa que vence las sombras«. El docente alega que la frase le da inicio a la segunda estrofa del himno, pero que más que una estrofa «es una imagen que refiere a la enseñanza y la educación que se imparten en la Universidad como vehículo para que las personas salgan de la oscuridad». «No se trata solamente de la enseñanza formal sino de abrirles horizontes y caminos a los estudiantes para que contribuyan al mejor desempeño de la humanidad».

En los últimos días, pocos estudiantes han asistido a la casa de estudios.

Sin embargo, «la casa que vence las sombras» se encuentra atravesando una fuerte crisis que inició en un paro indefinido para finales de abril del año 2013. A pesar de que las clases fueron retomadas, el tema presupuestario, las situaciones de violencia, las agresiones y recurrente inseguridad además de la violación a la autonomía universitaria mantienen a los estudiantes recorriendo el campus temerosos de cualquier situación.

De la misma forma, existe el desconocimiento por parte del gobierno venezolano para con los gremios y federaciones universitarias, como por ejemplo la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios Venezolana (FAPUV) o Federación de Centros Universitarios (FCU) y la falta de diálogo con las mismas ha generado una gran cantidad de problemas en el campus en general.

A pesar de que la Universidad Central de Venezuela es uno de los centros de estudios que más ha destacado por los inconvenientes en materia de seguridad, no existe un pronunciamiento de los entes encargados acerca de los mismos. Existen cientos de reportes semanales de personas que «ingresan a terrenos de la institución a cometer actos delictivos» ante la mirada incrédula del poco personal de seguridad que no cuenta con los instrumentos ni la preparación para defender al estudiantado. Incluso, se han dictado charlas y profesores recomiendan a los estudiantes que asistan en grupo a las instalaciones y eviten permanecer hasta altas horas de la noche dentro de la universidad.

Una estudiante de la escuela de Derecho asegura que aunque «las casas de estudio deberían ser lugares en las que los universitarios se sientan seguros» no es el caso de la institución. «Hace dos meses me robaron, se llevaron hasta mi lonchera de la comida. Eran las dos de la tarde» señala.

Robos y delitos en alza

Aunado a la inseguridad, los espacios de la universidad se ven abandonados o en «reparación».

El pasado 4 de abril el presidente del centro de estudiantes de la escuela de Antropología, Renluis Núñez resultó herido de bala por dos individuos que ingresaron a la universidad en una moto. El joven recibió atención médica inmediata, por lo que su salud no se vio comprometida de forma alarmante. Este caso sirvió de ejemplo para muchos estudiantes que aseguran que uno de los problemas de la seguridad en los distintos accesos a las instalaciones es que «cualquiera puede pasar cuando le de la gana», algunos aseguran incluso que en la mayoría de los casos, la «gente de seguridad» tuvo que ver en los incidentes de robos de carros.

Luego de los más de 50 incidentes reportados desde inicios de abril, el Consejo Universitario decidió llevar a debate el tema, insistiendo en la necesidad de gestionar portones previstos en el proyecto original del arquitecto Carlos Raúl Villanueva. Sin embargo, dicha opción fue negada por el Tribunal Supremo de Justicia «debido a un amparo introducido por la Defensoría del Pueblo» que indica que el se debe permitir el libre acceso de lo que es considerado «un espacio público».

Un estudiante de la escuela de Idiomas Modernos ubicada en «Trasbordo» explicó que en la mayoría de los casos «lo peor que se puede hacer es resistirse». «Cuando te vienen a robar, están claros de quienes están alrededor, saben hacia dónde deben irse y uno tiene que pensar en si prefiere conservar su bolso o conservar la vida». El joven asegura que «trasbordo» es uno de los lugares más peligrosos del campus y que después de las cinco de la tarde «es una guillotina».

Rafaela Requesens, presidenta de la Federación de Centros Universitarios, indica que el tema de la inseguridad en la casa de estudios va enmarcado en la situación país ya que esta se ve reflejada en las universidades. “No podemos pedir que nuestra universidad sea segura cuándo el resto del país no lo es” afirmó la joven dirigente en una entrevista. De hecho, el movimiento estudiantil remarca que el Hospital Clínico Universitario es una de las razones por las que el acceso es tan «amplio».

¿Qué necesita la UCV?

El movimiento estudiantil llevó la protesta pacífica a los espacios de las facultades.

Es una de las preguntas que todos se hacen. Principalmente porque la situación del país influye demasiado en las decisiones que se tomen para con el centro universitario. Un profesor de la Escuela de Matemática quien prefirió mantener su nombre en reserva, explica que para «tomar una decisión» es necesario retomar la autonomía universitaria que se ha perdido. «Hay que tomar en cuenta un factor determinante. ¿Para qué le pedimos a un estudiante que asista a clases si cuando se gradúe habrá una constitución con la que ningún «apostille» valdrá? ¿Para que nos pronunciamos sobre las clases, si los jóvenes quieren seguir en las calles? Venezuela necesita jóvenes determinados que en un futuro tengan la democracia que se merecen. Y creo que cualquier federación, profesor o persona común que les niegue eso no puede formar parte de la historia de este país. La UCV seguirá venciendo las sombras aunque se empeñen en destrozar nuestros focos».

Redacción y fotografías: Ninoska Moncada / @ninoskamci

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