Cada día, miles de usuarios se adaptan a los costos que de forma arbitraria conductores suben “sin derecho a pataleo”
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DOBLE LLAVEOcho y media de la noche. Plaza Venezuela se mantiene más activa que muchas otras zonas de la capital a esa hora. Trabajadores y estudiantes se movilizan tratando de llegar a sus casas mientras se aferran a sus pertenencias y buscan el método más “seguro”. Los buses son escasos, algunos van directo al estacionamiento en el que reposan durante la noche y los pocos que quedan se mueven con rapidez para evitar el hampa común.

Luego de hacer una cola de aproximadamente 20 minutos, por fin llega la camioneta que cubre la línea Cementerio – Plaza Venezuela, la cola es larga y las caras de cansancio muestran alivio. El “recolector” se baja y se sostiene a la puerta, “a 2000 el pasaje mi gente, se paga al subir”. Todos empiezan a sacar la suma, pero una joven que regresa de su última clase del día mira el billete de 500 bolívares que tiene en la mano acompañado de su carnet universitario vigente. Su rostro expresa determinación, ya a pesar de que el último aumento de pasaje tampoco fue legal ni está en gaceta, ella sabe que está en 1000 y el estudiantil vale 500, así que avanza en la cola.

Al subirse, muestra su carnet y sigue para sentarse en un asiento cercano a la puerta de atrás que supuestamente abre. Luego de que se suban dos personas más, el recolector grita “bájense todos del bus señores, no vamos a trabajar”. Una ola de desconcierto recorre a los usuarios que ya están en el colectivo y a los que hacían la cola y estaban a minutos de subirse. Todos los rostros muestran cansancio e incluso miedo por no entender qué sucede.

Alguien pregunta el motivo y el colector responde, “son las nueve de la noche, no hay carros trabajando, paguen el pasaje completo que 2000 bolos ya no son nada. Si no les gusta, paguen sus 8000 bolos en un taxi y bájense”. Nadie entiende qué está pasando hasta que agrega, “la chama que está en el fondo se subió y pagó estudiante. No se está cobrando estudiante, a esta hora no”. La gente voltea inmediatamente a ver a la joven, algunos empiezan a gritar “Paga tu pasaje”, “No seas miserable chama”, “Qué son 2000 bolos”, “bájenla que nos queremos ir”.

La joven se levanta y le dice al colector, “oye, realmente solo tengo esos 500 bolívares, no tengo más efectivo, mi carnet está vigente y vengo de clases, por favor”. Nadie agrega nada por unos segundos, hasta que el chófer dice “Bájate, porque si no pagas completo, se baja todo el mundo y no voy pa’ ningún lado. Total, ya voy a guardar el carro”. Una chica sentada en los primeros asientos se ofrece a completarle, pero la muchacha, viendo la reacción de los pasajeros que le gritaban que se bajara para que el chófer arrancara, decide bajarse del bus. Cuando pasa cerca del colector, le dice “ustedes saben que esto no es legal, voy a anotar el número de la placa y de socio, y voy a denunciar esto”. Todos le siguen gritando que se baje y algunos bajan la cabeza, lamentando la situación pero sin decir nada porque también quieren irse. Ella se va en dirección al metro y siguen los comentarios. “Qué miserable”, “cómo se va a quejar”, “esta juventud de hoy en día cree que todo se resuelve con las leyes”, “vámonos chófer”.

Y así, arranca el bus sin ley, que cobra por los repuestos diariamente y cuyo conductor aumenta la tarifa según la hora.

Durante el año 2017, el pasaje mínimo subió por lo menos cinco veces en distintas zonas del país. Solo dos de los mismos se registraron en Gaceta Oficial. A pesar de que la crisis del sector transporte es una realidad, el gremio mantiene hincapié en que los aumentos “no son suficiente” debido a la ola inflacionaria y los altos costos de repuestos, cauchos y baterías. Por este motivo, se aumenta el pasaje casi de forma mensual y arbitraria. Sin control del Estado, sin anuncio previo y con el mensaje “Si no te gusta, camina, que no hay casi buses”.

Dicha situación parece escaparse de las manos de los funcionarios responsables del gremio en el Gobierno. El Ministro de Transporte, Carlos Osorio, aseguró recientemente durante un evento que su gabinete está tomando cartas en el asunto, debido a que no se puede “estar viviendo en un país donde el pasaje mínimo lo quieren aumentar todos los días al precio que les dé la gana”.

Misión Transporte enfrenta a los “bachaqueros”

Osorio señala que la inversión que manejan para la reparación de las unidades de Metrobus que se encuentran detenidas desde hace algunos meses es de 21 millones de dólares y que próximamente estarán llegando al país todos los repuestos para 1223 autobuses Yutong.

Dicho cargamento incluirá partes de motor, sistemas de rodamiento, alternadores, bujías, piezas de reparación en general que “permitirán poner al 100% las unidades”. “El presidente Maduro nos ordenó que nos sentáramos, que evaluáramos, que hiciéramos los ajustes donde tuviésemos que hacerlos, que subsidiáramos donde tuviésemos que hacerlo, pero que en primera instancia protejamos a nuestro pueblo en lo que es el disfrute de un sistema de transporte digno, adecuado y a un precio justo, y nos vamos a sentar con todas las líneas con las que tengamos que sentarnos”, dijo.

De la misma forma, en una nota de prensa el ministro explicó que lo que sucede con los repuestos ofrecidos por el Gobierno a través de la Misión Transporte es que se han conseguido casos de “bachaqueo” que detienen el beneficio por investigaciones.

“Hemos conseguido casos en los cuales hemos vendido seis cauchos a un dueño de transporte público en 250 mil bolívares, y entonces el tipo guarda el autobús, pone los seis cauchos en Amazon y los vende a 10 millones de bolívares”, denunció.

Mesas de trabajo activadas

Por su parte, funcionarios del Instituto Nacional de Transporte Terrestre (INTT) se reunieron el pasado 11 de enero con representantes del comité de Usuarios del Transporte Público, donde se generaron acuerdos para trabajar en conjunto y así atender las necesidades, denuncias y solicitudes de los ciudadanos que día a día utilizan el transporte superficial.

En la reunión en la que estuvieron presentes Carlos Julio Rodríguez y Luis Alberto Salazar, presidente del comité de usuarios de transporte público y el gerente de transporte terrestre, Manuel Escalona, se trató el cobro excesivo de las tarifas aplicadas y denuncias del maltrato por parte de muchos transportistas.

Sin embargo, y pese al esfuerzo de algunos organismos y funcionarios, el cobro excesivo en las tarifas es una realidad. Miles de usuarios se enfrentan diariamente a transportistas que, poniendo siempre como excusa la falta de repuestos, cambian el costo de pasaje y la forma en la que cubren su ruta. Y aquellos cuyo único medio de transporte es un bus, deben aceptarlo porque “si no les gusta, que paguen un taxi».

Ninoska Moncada / @ninoskamci

Fotografía Juan Carlos Hernandez/ZUMA Wire/dpa

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