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DOBLE LLAVE – Las personas que tienen una infancia feliz, basada en relaciones afectuosas y cariñosas con la familia y los amigos, tienen un menor riesgo de padecer depresión y enfermedades mentales en la edad adulta y, además, suelen tener relaciones más saludables, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg (Estados Unidos) y que fue publicado en la revista «JAMA Pediatrics».

Desde hace muchos años se sabe que las experiencias adversas durante la infancia, como los abusos, violencia o los conflictos familiares, pueden tener un impacto negativo para toda la vida. Aunque los motivos por lo que esto sucede todavía son desconocidos, ya que unas personas superan estas adversidades y otras no.

Ante este escenario, los investigadores analizaron los efectos que tenían las experiencias positivas en la infancia de 6.000 personas a las que se les preguntó si podían hablar de sus sentimientos con su familia, si se sentían respaldados por sus familiares en momentos difíciles, si habían participado en tradiciones familiares, si se habían sentido integrados en el colegio y por sus amigos, si algún adulto que no fuera sus padres se había interesado por su vida y si se sintieron protegidos por un mayor.

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Los investigadores diseñaron, probaron y usaron una nueva medida de experiencias positivas en la infancia que mostró una relación dosis-respuesta entre la cantidad de experiencias positivas que informaron los adultos y su salud mental y relacional.

La encuesta también calificó las experiencias infantiles adversas de los encuestados e incluyó preguntas sobre la salud mental como, por ejemplo, los diagnósticos de depresión y los días en los que habían padecido problemas mentales. Además, se preguntó con qué frecuencia obtuvieron el apoyo social y emocional que necesitaban (informado por un adulto).

De esta forma, los expertos comprobaron que aquellos que habían tenido seis a siete experiencias positivas en la infancia, las probabilidades de tener depresión, o de tener 14 o más días de mala salud mental, fueron un 72% más bajas que para los que informaron no haber tenido, o como mucho dos, experiencias positivas en la infancia.

Incluso para aquellos que informaron de tres a cinco experiencias positivas en la infancia, las probabilidades de depresión o mala salud mental fueron un 50% más bajas. Estas asociaciones se mantuvieron incluso cuando los encuestados informaron múltiples experiencias adversas de la infancia.

Bárbara Méndez / @barbie_zml

Con información de dpa

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