Doce meses en los que cosas realmente se salieron de control para algunos, mientras que muchos lamentaron lo que consideran tragedias mundiales
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DOBLE LLAVE – El año que concluye estuvo repleto de momentos históricos y en muchos casos inesperados. Los resultados de distintas votaciones en el mundo dejaron perplejos a políticos y opinión pública, además de un escenario de incertidumbre y polarización. Ocurrió con el «Brexit», el acuerdo de paz en Colombia, las elecciones en Estados Unidos y el referéndum en Italia. Incluso Fidel Castro, el líder que parecía que nunca iba a morir, lo hizo en 2016.

El primer jarro de agua fría en las urnas se lo llevaron Reino Unido y la Unión Europea (UE) el 23 de junio. En contra de las esperanzas de Bruselas y del Gobierno británico, el 51,9% de los británicos votó a favor de salir de la UE, en medio de un clima de argumentos proteccionistas y xenófobos.

Las consecuencias no se hicieron esperar: el primer ministro británico, el conservador David Cameron, dimitió y dejó el Gobierno en manos de Theresa May, que ahora intenta sacar adelante un «Brexit» al que ella se opuso y con el Parlamento en contra. La UE quedó al borde de una de sus peores crisis políticas, a la espera de que Londres haga efectiva su salida, y en el Reino Unido todavía se desconoce el efecto real que pueda tener su desconexión de Bruselas.

Tres meses después llegaba otro referéndum histórico. El pueblo colombiano debía decidir el 2 de octubre si aprobaba el acuerdo de paz alcanzado por el Gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El 49,78% de los votantes y el resto del mundo contemplaron desolados como el otro 50,21% votaba «no» al acuerdo. Estos últimos se alineaban así con las consignas del ex presidente Álvaro Uribe, que se opone a que los guerrilleros no purguen penas efectivas de prisión y a que los líderes de las FARC puedan presentarse a las elecciones.

Santos y la guerrilla anunciaron de inmediato que seguían comprometidos con la paz y abrieron un diálogo con los sectores partidarios del «no». El acuerdo se renegoció, volvió a firmarse y el 30 de noviembre fue aprobado por el Congreso, todavía con la oposición de Uribe. En este caso se optó por no consultar al pueblo.

Después de esos sobresaltos, muchos empezaron a considerar posible lo que hasta entonces parecía improbable: que un multimillonario polémico y conocido por sus comentarios machistas y racistas llegase a la Casa Blanca.

El 8 de noviembre, la mitad de los estadounidenses confirmaba que prefería al republicano Donald Trump antes que a la demócrata Hillary Clinton, una ex secretaria de Estado que para ellos encarnaba lo peor del «establishment». Elhombre que prometió construir un muro con México, expulsar a millones de indocumentados y cancelar tratados comerciales, se convertirá el 20 de enero en el 45 presidente de la primera potencia del mundo.

La ola populista amenaza con expandirse también en Europa, donde los partidos ultraderechistas tienen cada vez más apoyo en muchos países y con elecciones en Francia, Alemania y Holanda el próximo año. Y quizás también en Italia, donde el primer ministro Matteo Renzi acaba de dimitir después de que (también) un referéndum tumbase su propuesta de reforma constitucional.

Parte de ese auge populista europeo está relacionado con la crisis de refugiados, que se «taponó» en falso con el cierre de la ruta de los Balcanes y el acuerdo suscrito con Turquía para enviar a ese país a los refugiados llegados a Grecia deforma ilegal a cambio de organizar un flujo ordenado de una cuota de refugiados sirios.

Ankara vivió también momentos de enorme tensión este año. A mediados de julio un golpe de Estado intentó derrocar al presidente Recep Tayyip Erdogan, quien después de superar la asonada llevó a cabo purgas en casi todos los sectores y confía en instaurar un sistema presidencialista que aumente su poder.

La vecina Siria vivió otro año de guerra civil en el que las fuerzas de Bashar al Assad, apoyadas por Rusia, lograron importantes avances y reconquistaron el este de Alepo, dejando más de 100.000 desplazados y cientos de muertos en ese enclave.

En tanto, la milicia terrorista Estado Islámico (EI) sufrió derrotas estratégicas en Siria y sobre todo el Irak, donde perdió Falluya y el Ejército lanzó una ofensiva para recuperar Mosul. Pero aunque continúe perdiendo territorio, se cree que los yihadistas seguirán perpetrando atentados, como el que en julio dejó más de 300 muertos en Bagdad.

Este año el EI dejó su huella también en Turquía, donde se le atribuye el atentado que en julio causó 45 muertos en el aeropuerto Atatürk de Estambul y el que dejó más de 50 fallecidos en una boda en Gaziantep. En Europa los yihadistas reivindicaron en marzo la muerte de 32 personas en los ataques suicidas del metro y aeropuerto de Bruselas. En julio asumieron también el atentado con un camión que dejó 86 muertos por atropellamiento en Niza, Francia, el día de su fiesta nacional. Y a punto de acabar el año volvieron a golpear en Berlín, en otro atropello masivo que dejó 12 muertos en un mercadillo navideño.

En cuanto a América Latina, más allá del referéndum de Colombia este año tuvieron lugar acontecimientos impactantes. Brasil vivió la destitución de la presidenta Dilma Rousseff por presuntas irregularidades fiscales, mientras el país sigue sumido en una grave crisis económica. En Venezuela, la tensión aumenta entre Gobierno y oposición y sus respectivos partidarios, en medio del deterioro de los servicios básicos y la inflación desbocada.

En México se siguió con expectación la recaptura del narcotraficante Joaquín «El Chapo» Guzmán y el país quedó perplejo cuando su presidente, Enrique Peña Nieto, decidió recibir al todavía candidato Donald Trump, después de que este llamase «violadores» a los inmigrantes mexicanos. La victoria del republicano provocó la caída del peso y el país aguarda con incertidumbre lo que pueda ocurrir tras su llegada al Despacho Oval.

También Cuba, donde prosiguió el deshielo con Estados Unidos, observa con recelo lo que puede significar la presidencia de Trump, quien amenazó con dar marcha atrás al proceso iniciado por Barack Obama. Y precisamente desde la isla caribeña llegó a final de año otra noticia que conmocionó al mundo. Fidel Castro, el último líder revolucionario del siglo XX, murió el 25 de noviembre. Para muchos, el fin de una época.

Por Laura del Río (dpa)

Fotografía REUTERS/Darren Ornitz.

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