Un estudio comprobó que las células madre que producen los espermatozoides pueden ser extraídas y congeladas
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DOBLE LLAVE — Un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Washington (WSU, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos (EE.UU.), encontró una manera potencial de preservar las células madre de los espermatozoides para que los niños con condición oncológica puedan ser sometidos a tratamientos contra el cáncer sin poner en riesgo su fertilidad.

Hasta el momento, existe la manera en la que los hombres adultos puedan preservar su esperma por medio de un proceso de congelamiento previo al tratamiento de radiación, pero en niños que aún no alcanzan la pubertad solo se pueden extraer y congelar células madre de esperma, con la esperanza de que la tecnología permita cultivarlas y ubicarlas nuevamente en los testículos del paciente.

Jon Oatley, director del Centro de Biología Reproductiva y profesor asociado de la Escuela de Biociencias Moleculares de la WSU, en conjunto con sus colegas, se encuentra trabajando en el avance de dicha tecnología. «Creo que va a convertirse en el estándar por el cual todo el mundo cultivará sus células, incluso tratando de desarrollar condiciones para las células humanas», dijo.

Experimentos en crías de ratón

Oatley y compañía colocaron una etiqueta fluorescente en un gen en específico para las células madre de cachorros prepúberes de ratón. De esta manera pudieron observar el proceso de desarrollo de las mismas, para evidenciar que se convirtiesen eventualmente en espermatozoides.

A pesar de que al inicio del proceso las células madre crearon energía por medio del método glicólisis, luego cambiaron a otro llamado fosforilación oxidativa, con el que se producen radicales libres y formas reactivas de oxígeno que podrían dañar el ADN de las células.

En este sentido, los investigadores trabajaron en favorecer la glucólisis, consiguiéndolo a través de la disminución del oxígeno en el cultivo. De este modo pudieron mejorar a gran escala el porcentaje (de 5% a 40%) de células madre aptas para fabricar espermatozoides una vez que sean ubicadas nuevamente en los testículos.

«Estamos obteniendo una mejora de ocho veces», explicó Oatley. Ahora él y su equipo trabajan en conjunto con Marisa Bartolomei, de la Universidad de Pensilvania, EE.UU., para ver si las células madre sufren alteraciones, además de comprobar que la técnica funcione en tejidos humanos.

Andreina Gutiérrez Romero / @ninakolster

Con información de Invdes

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