La comunicación y el tiempo de calidad con tu hijo es fundamental para que no encuentre salida maltratando a quienes le rodean
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DOBLE LLAVE – Mucho se dice acerca del bullying y el acoso escolar, pero siempre se mira desde el lado de la víctima. Hoy te diremos qué hacer si quien propicia los abusos es tu hijo.

Lo primero que debes saber es que el motivo puede ser más de uno, por lo que es un error pensar que un niño hace bullying porque es una mala persona. El menor podría estar imitando a un tercero, haciendo bromas pesadas por presión social, porque tiene alguna frustración y es su manera de liberar tensión, entre otros; así que lo primero es descubrir qué lo lleva a ser así.

Se empieza en casa

El niño debe recibir educación en casa, pues sin ella es muy difícil que aprenda a tener respeto por los demás dentro y fuera de ella. Para esto es necesario fomentar valores y enseñarle lo que es bueno y lo que es malo desde temprano.

Una manera saludable de hacerlo es evitando tener discusiones delante de él, enseñarle a ganarse las cosas, a decir «por favor» y «gracias», y a tener respeto por todos, desde la mascota de la familia hasta el abuelo.

Una vez que el niño esté bien educado, será menos factible que dé problemas por su comportamiento en otros ambientes, como el colegio o sus actividades extra académicas.

Sigue en la escuela

Lo segundo es asegurarse de que su instituto cuente con una política de tolerancia cero para el bullying. Los psicopedagogos y los maestros deben hacer un monitoreo constante de los problemas que pueden surgir en los salones de clases. A veces es difícil detectarlos, pero siempre es mejor prevenirlos.

Una manera de conseguir amenizar el ambiente entre los niños es haciendo convivencias, en las que se fomente la creatividad y el trabajo en equipo, para que todos se sientan útiles y tomados en cuenta.

Mi hijo es un bully, ¿qué hago?

Conversar con el niño es fundamental para que sepa que estás al tanto de la situación. En vez de reprenderlo de inmediato, dale la oportunidad de que se exprese. Si te muestras atento, es probable que se abra más contigo y encuentre en ti esa complicidad que seguramente está buscando. Trata de interrumpirlo lo menos posible y asiente cada vez que termine un punto, así seguirá contándote lo que ocurre y podrás detectar más fácilmente por qué lo hace.

Una vez que haya terminado de hablar, debes decirle que lo quieres y que nunca querrías verlo metido en una situación en la que le hicieran daño, por lo que es buen momento para buscar soluciones a sus problemas. Sin embargo, es él quien está causando problemas en el colegio y eso debe terminar. Para ello es imprescindible que tu hijo aprenda una lección y no lo hará porque lo vea o escuche, debe hacerlo para entenderlo.

Con estos consejos podrás ayudar a tu hijo a respetar a las demás personas y hacer de él una persona productiva para la sociedad:

  • Enséñale a respetar. Todos somos iguales y tenemos los mismos derechos, por lo que debes esforzarte en hacer que entienda que los demás niños no son ni mejores ni peores que él. Cuando sienta ganas de hacerle daño a otra persona, lo ideal es que vaya con un adulto presente para que lo oriente, como sus profesores o psicopedagogos.
  • La comunicación es fundamental. Propónle hacer nuevas amistades; seguramente los niños a quienes acosa hagan o tengan cosas que tu hijo quiere. En vez de meterse con ellos por eso, debería verlo como puntos en común y hacer amistad con ellos. Enséñale a comunicarse de manera amable y honesta, así será más fácil que otros niños quieran estar cerca de él.
  • Bríndale la atención suficiente. Sin mimarlo, debes ser su soporte y estar para él cuando lo necesite. Si estás pendiente únicamente de tus cosas y descuidas la relación con tu hijo, puede que quiera llamar tu atención metiéndose en problemas. Por eso es común que los niños que hacen bullying se metan con niños que tienen buenas relaciones en sus hogares, pues tienen lo que ellos quieren y es una manera de fastidiárselos.
  • Que encuentre su hobby. Estar de ocioso puede darle todo el tiempo libre del mundo para estar pendiente de la vida de los demás y buscar cómo arruinárselas. Si busca un pasatiempo, es muy probable que se emocione con él y emplee su energía y tiempo en ello.
  • Háblale de orgullo. A nadie le gusta tener un hijo que tenga puras cosas negativas. Dile que en vez de meterse en tantos problemas, busque sumar logros en su vida. Déjale claro cuáles son tus expectativas en cuanto a su comportamiento.
  • Háblale de tiempo y de consecuencias. Ahorita no lo verá tan grave, pero ser un hostigador desde temprano puede volver de él una persona violenta y amante de la brutalidad. Dile que en la vida no puede conseguir lo que quiere de esa manera, y que si se acostumbra a ello, nunca conocerá el potencial que tiene para lograr sus objetivos. La violencia nunca es la respuesta, y si no lo aprende ahora, será peor en el futuro, cuando el tiempo pase factura y no estén sus padres cerca para dar la cara por él.
  • Que comprenda al otro. El niño o los niños con quienes se mete también tienen sentimientos y problemas, que no tienen nada que ver con la situación con tu hijo. Enséñale a ponerse en el lugar de los demás y comprender lo horrible que es que alguien se meta contigo cuando ya tienes otras cosas con las que lidiar. La vida de nadie es perfecta, por lo que, si tu hijo siente ganas de molestar a otros porque parece que todo lo hacen y/o les sale bien, está equivocado.
  • Los padres de los afectados. Esos niños a quienes molesta tienen padres que no estarán muy contentos con la situación. Tú, como su representante, eres quien tendrá que lidiar con las consecuencias, por lo que debes dejarle claro que no quieres responder por actos que tú no cometes.
  • Pide ayuda. Cuando ya le has explicado todo lo anterior, y lo has apoyado para que no siga con sus andanzas y nada cambia, es momento de pedir ayuda. Un psicólogo puede orientarlo para que exprese sus emociones de una manera más saludable y que no perjudique a los demás. Es importante recibir ayuda a tiempo antes de que la situación empeore y las consecuencias se salgan de control.

Andreina Gutiérrez Romero

Con información de Informador

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