El asma es una enfermedad hereditaria y crónica que afecta principalmente a los niños. Aunque no tiene cura, puede controlarse con medicamentos.
Una de los principales evidencias de la presencia de asma es la obstrucción del paso del aire cuando se respira o se hace actividad física, generándose dificultad para respirar, tos con flema (o no) y un silbido de pecho a modo de pito.
Javier Jugo Rebaza, neumólogo del Centro Pediátrico Sunrise, explica que se caracteriza por presentar inflamación en las vías aéreas y puede ser variable en el tiempo. Es decir, por meses podría no presentar síntomas, pero después puede reaparecer con estallidos, sobre todo en épocas de frío y cambio de clima.
Para proteger a tu hijo debes:
- Ventila la casa y el dormitorio del niño. Evita tener ambientes con gran concentración de partículas (polvo, desinfectantes, ambientadores o amontonamiento de objetos).
- Asegúrate de que tu hijo esté al día con las inmunizaciones contra los males respiratorios prevenibles (incluso influenza).
- Procura que haga actividad física.
- Evita que duerma con peluches o mascotas, ya que el pelo o caspa de los animales puede provocar la proliferación de ácaros que desencadenan el asma.
AG
Con información de Trome.
Fotografía Gettyimages.
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