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DOBLE LLAVE – La escasez de medicamentos está afectando a la mayoría de los venezolanos. Esta situación ha derivado en la aparición de mercados informales, o alternos, sin controles sanitarios ni de precios, a los que los ciudadanos se ven obligados a recurrir en beneficio de su salud. A propósito de esto, Alfredo S. Flores y nuestros colegas de El Carabobeño publicaron este reportaje que -por su importancia- transcribimos textualmente a continuación:

Si hay algo verdaderamente difícil en Venezuela, además de encontrar comida, es conseguir medicamentos. El desabastecimiento de insumos sanitarios en el país ha llegado a 80%, y aunque son muchos los que sufren las muertes prematuras que han alcanzado a quienes no pueden cumplir con sus tratamientos, hay otros que están haciendo de la crisis humanitaria un negocio lucrativo.

Por más paradójico que parezca, en Venezuela los lugares indicados para conseguir medicamentos no son las farmacias, son las redes sociales. Para encontrar las medicinas que están desaparecidas basta ingresar a alguna de varias modestas cuentas electrónicas, cuyo abastecimiento de fármacos es mayor que el de cualquier droguería venezolana.

Tal es el caso de Farmaparatodos, una cuenta en Instagram cuyos vendedores, que se muestran amables y atentos, no respetan leyes ni regulaciones. Abiertamente exponen a Documentos Mercantiles Sociedad Anónima (Domesa) como su encomendador de confianza, que hace entrega de su inventario ilimitado de medicinas que expenden a exorbitantes precios por todo el territorio nacional.

Lo primero que alcanzó a decir la presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Carabobo, Yelipza Moreno, cuando se le mencionaron, uno a uno, los medicamentos que se venden en Farmaparatodos fue: “Na’guará”. No podía creer que desde una red social se comercialicen por toda Venezuela las medicinas que tan difícil se les hace a las farmacias conseguir.

Moreno explicó que el mercado farmacéutico venezolano se ha visto muy golpeado debido a la caída de producción de los laboratorios venezolanos y transnacionales. “Tenemos un desabastecimiento nunca antes visto, hay medicamentos que no se consiguen en ninguna farmacia”.

Los fármacos que no se encuentran en su mayoría son los antihipertensivos, anticonvulsivos, antidiabéticos, diuréticos y algunos psicotrópicos para trastornos mentales, que son de estricta prescripción médica y en este medio son vendidos de manera indiscriminada, aun cuando la Ley del Ejercicio de la Farmacia establece que los únicos lugares que pueden vender al público medicamentos de este tipo son las farmacias.

¿Cómo les llegan estos medicamentos a esta gente, si los laboratorios no están despachando suficiente a las farmacias?, cuestionó Moreno. A su parecer, los que rigen, hoy por hoy, el comercio de fármacos son mafias que funcionan como droguerías de maletín.

Juegan con la necesidad

El aumento desproporcionado del valor de los medicamentos es para la farmacéutica una de las cosas más preocupantes de la venta ilegal de medicamentos, debido a que mientras muchas farmacias están por cerrar, en Farmaparatodos expenden medicinas con un sobreprecio de hasta 49 mil %, como es el caso del Sinemet.

Lo mismo ocurre con medicamentos como el Eutirox de 100 microgramos, cuyo precio regulado se ubica en 10 bolívares y en Farmaparatodos es vendido en 3 mil 600 bolívares, más de un 35 mil % de su valor.

El Seroquel es vendido en 5 mil 600 Bs, el trileptal en 5 mil 500 Bs, el Kepra en 6 mil Bs, la Carbamezapina en 5 mil 500 Bs, el Lozartán en 5 mil 300. Todos los medicamentos disponibles tienen un precio significativamente mayor al precio que estas medicinas tienen en el mercado.

Ley de drogas

La presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Carabobo aseguró que la venta que se realiza desde la cuenta de Instagram, no solo representa una usurpación de las funciones atribuidas a las farmacias, sino que además al comercializar psicotrópicos como Bromazepam, Seroquel, Clonazepam, Rivotril, Fenobarbital, Diazepam, entre otros, se está en presencia de un delito grave.

Moreno explicó que tan solo la publicidad o promoción de estos a través de cualquier medio, con estímulos y mensajes impresos o audiovisuales que favorezcan el consumo o el tráfico ilícito de drogas, es penado por la ley.

La representante gremial explicó además que los farmacéuticos tienen incluso la responsabilidad de reportar la venta de estos psicotrópicos mensualmente a las autoridades del ministerio de Salud. “No puede ser que estas personas estén ofreciendo en venta estas medicinas de delicada prescripción facultativa”.

¿Cómo funciona el negocio?

Farmaparatodos es una cuenta de Instagram privada, que inició su actividad el 13 de marzo de este año y no acepta a periodistas ni a representantes de gremios que puedan indagar sobre sus actividades comerciales. Sean quienes sean los que están detrás del canal, tienen conocimiento de que la actividad que realizan no es legal.

Así lo hicieron saber mediante un comunicado el 30 de mayo de 2016: “Estimados seguidores el medicamento que sea solicitado será hallado a la brevedad posible. No nos hacemos responsables de su alto costo, en vista de que antes de llegar a nuestras manos ha recorrido muchas más y como comprenderán va adquiriendo valor. Si no les gustan nuestros precios sencillamente no lo compre, pero no denuncie la cuenta”.

Los límites para los métodos de entrega tampoco existen para ellos. Aunque el Ejecutivo nacional, basado en el decreto publicado en la Gaceta Oficial N° 40.351, prohibió el envío de medicinas por correo, en esta cuenta de Instagram se han publicados recibos de paquetes con medicinas enviadas desde Domesa.

Ante esta situación el propietario de una de estas sucursales explicó que la responsabilidad por el contenido de los paquetes recae en la sede que los recibe, pues deben verificar que dentro del empaque no hayan productos prohibidos, que según el portal web de la empresa son armas, documentos personales, químicos, vidrios, medicamentos y drogas.

Pese a estas normativas, en Farmaparatodos han indicado que en una de las sedes de Domesa en Maracaibo, desde donde realizan todos sus envíos, tienen un trato preferencial para con ellos y un contacto directo a través de la red social Whatsapp: “En Domesa, cuando no hay sistema, o sea siempre, le dejamos los paquetes y luego nos envían las guías. Responsabilidad”.

Además de este método, en la capital del estado Zulia, lugar donde aseguran estar ubicados, tienen un mensajero que realiza entregas a domicilio. Basta que el cliente pague un monto adicional para recibir las medicinas en su hogar.

¿De dónde vienen las medicinas?

El presidente de la Fundación de Parkinson de Caracas (Fundaparkca), Alexander Hernandez, conoce en carne propia lo difícil que se ha vuelto conseguir medicamentos para la enfermedad crónica que padece. El Sinemet, medicina necesaria para el tratamiento de este padecimiento, no se consigue por ningún lado.

La única institución autorizada para distribuir el medicamento es el Servicio de Elaboraciones Farmacéuticas (Sefar), dependiente del ministerio de Salud. Con tan solo mostrar la cédula de identidad y un récipe médico original, se puede recibir de manera gratuita el fármaco. “Nunca lo han vendido en las farmacias porque lo dona el Sefar, pero su precio está marcado a 18 bolívares”, comentó Hernández.

Aunque ningún local privado vende esta medicina, Farmaparatodos lo tiene. Su precio en la cuenta de Instagram es de 8 mil 900 bolívares. Pero ¿Cómo llegan estos medicamentos de manejo gubernamental a manos de revendedores?.

Hernández señala que hay dos posibilidades: que los fármacos estén siendo traídos ilegalmente del exterior o que los insumos sanitarios administrados por el Sefar estén sufriendo algún desvío. El segundo planteamiento cobra fuerza con el testimonio de una persona que acudió al Sefar en busca de una donación.

Una ciudadana, cuya identidad prefirió proteger, detalló que hace unos meses llegó al Servicio de Elaboraciones Farmacéuticas en busca de Sinemet para su madre, quien se encontraba en un estado crítico por la falta de medicación contra el parkinson. En el lugar nadie la quiso atender, pero cuando estaba a punto de darse por vencida un trabajador la llamó.

El hombre le indicó que se dirigiera a otro lugar cercano donde otro individuo, que vestía el uniforme de la institución, la hizo esperar aproximadamente una hora para finalmente darle el medicamento de manera gratuita. “Al final no supe de dónde sacó el Sinemet”.

El 26 de abril de este año, Farmaparatodos emitió un comunicado que al presidente de Fundaparkca le llamó la atención. El escrito pedía calma a los clientes que precisaban Sinemet, pues estaban próximos a recibir una “fuerte cantidad” que aún no se había descargado.

El presidente de la Fundación de Parkinson de Caracas criticó el anuncio y descartó la importación ilegal del fármaco pues el Sinemet, que es comercializado por Farmaparatodos, “solo ha sido manejado por el ministerio de Salud a través del Sefar”.

Blindados 

Los individuos que están detrás de Farmaparatodos han tomado medidas de seguridad. Además de no permitir el ingreso a su cuenta de personas que vulneren su negocio, utilizan intermediarios cuya ubicación está a grandes distancias de su centro de operaciones.

Uno de los envíos hechos desde Maracaibo fue realizado por una ciudadana que reside en la ciudad anzoatiguense de Anaco y otro por una persona jurídica que se dedica a la comercialización de lazos y lentejuelas y cuyos propietarios, pese a tener un número de contacto para la venta de sus productos de bisutería, no respondieron para aclarar la situación a las múltiples llamadas hechas por El Carabobeño.

La cuenta bancaria en la que en Farmaparatodos recibe las transferencias para el envío de medicamentos pertenece a una ciudadana que reside en la parroquia Betijoque del estado Trujillo. Aunque esta persona alegue que no está ligada al negocio, es en su cuenta personal que se está recibiendo el dinero producto de la venta de fármacos.

Alexander Hernández ha manifestado su voluntad de denunciar esta situación. “Ello cobra la vida de miles personas que no tienen para adquirir un medicamento a tan alto costo, y que, además, es ilícita”.

La respuesta que ha recibido a sus declaraciones son llamadas de funcionarios del ministerio de Salud que le exigen no hablar sobre el asunto, pues “no sabe lo que está diciendo” y “no está bien informado”. Hernández les ha reiterado que tiene suficiente información para corroborar el hecho, pero la intención de las autoridades es clara: “No quieren que esto se sepa”.

Fuente: Alfredo S. Flores / El Carabobeño.

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