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DOBLE LLAVE – El venezolano a lo largo de la historia ha mostrado un comportamiento simpático, agradable y civilizado, sin caer en exageraciones por su puesto. Pero la mayoría de las relaciones con familiares, vecinos, amigos y hasta con desconocidos, hasta hace unos años se caracterizaba por la amabilidad, respeto y apoyo que en algún momento se expresaban el uno al otro, sin importar el nexo que los unía. Es tan así, que cualquiera podría sentarse al lado de un completo extraño durante algún recorrido en el transporte público y acabar sosteniendo una amena y profunda conversación.

No es que ahora no ocurra, claro que todavía existe, sin embargo factores como buscar abastecerse de alimentos , esquivar  la delincuencia, cumplir con las responsabilidades profesionales, familiares, académicas, entre muchísimos otros condicionan el estado emocional de los venezolanos lo que afecta su convivencia con los demás, empeorando la situación en aquellos casos de personas que tienen predisposición a sufrir de ataques de ira.

La ira, es una emoción humana que expresa rabia, inconformidad o enojo los cuales generalmente se manifiesta de forma violenta, con resentimiento e irritabilidad. No obstante, el psicólogo Libardo Carvajal define la ira como “un indicador de que algo va mal y que además da la fuerza para corregirlo, entendiendo que corregir, es ordenar las cosas, dentro de los parámetros básicos de la lógica y la cordura”

El especialista señaló que “el error está en cómo la canalizamos, pues cuando se hace descontroladamente es un elemento que lleva a la destrucción propia y de quienes son víctimas de las personas que no saben controlar la ira”. Para ejemplificarlo mejor, Carvajal compara la ira con un cuchillo, el cuchillo es un instrumento bueno y útil cuando se utiliza para facilitar las labores de la cocina, pero también existen personas que utilizan el mismo cuchillo para agredir o matar a alguien, en este caso no es el cuchillo el malo, sino que la persona lo utilizó para realizar una acción indebida. Lo mismo pasa con la ira, no es mala pero se manifiesta negativamente.

Asimismo, “las  personas con problemas en el manejo de la ira, creen que la misma es causada por agentes externos, pero en muchas oportunidades son los conflictos internos, quienes frente a cualquier estímulo del exterior se convierten en una ira descontrolada” agregó el doctor.  Quien también aseguró que la psicología ha descubierto que los siguientes tips ayudan a manejar la ira en el día a día:

  • Cambie la forma de pensar, concientice  que tiene un problema en el manejo de ira, entonces cada vez que se moleste no exagere la situación o la haga más dramática, sustituya esos pensamientos de rabia por unos que involucren formas razonables de solucionar el inconveniente.
  • Entienda que los demás son diferentes, hablan y se comportan distinto, entonces no pretenda que todo el que se encuentre va hacer las cosas como usted las desea y no por eso debe enojarse.
  • Respire desde el  diafragma
  • Repítase a si mismo ten paciencia,  cálmate y/o frases similares que nos ayuden a canalizar mejor el enojo mientras disminuye.
  • Busque alternativas, si por ejemplo cuando va al trabajo encuentra mucho tráfico y eso lo enoja, busque otras vías que le eviten molestarse.
  • Utilice el humor, aprenda a reírse de las situaciones para que logre superarlas más rápido y sin mayores consecuencias.
  • Resuelva sus problemas internos, para que no estalle de la ira cada vez que alguien lo tropiece en la calle o suceda una situación similar, así también podrá ir sanando sus propios conflictos.
  • Practique yoga o cualquier actividad parecida que le proporcione técnicas de relajación y control de si mismo.

De igual forma, el Dr. Carvajal indicó que el resultado del manejo inadecuado de la ira podría causar en el 95% de los casos depresiones psicológicas.  Por ello, lo mejor es canalizar la ira correctamente y la única forma de hacerlo, es ejercer absoluto control sobre ella, lo que adicionalmente nos permitirá resolver los distintos escenarios que nos causen enojo en la vida cotidiana.

Yisneidy Pérez.

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