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DOBLE LLAVELa fe mueve montañas, sana heridas del pasado y lleva luz a donde hay oscuridad. Esta es una de las promesas a la que los creyentes se aferran y de ello puede dar testimonio el barrio Kennedy, en la parroquia Macarao de Caracas.

Por décadas esta comunidad estuvo bajo el dominio de las sombras: hampa e inseguridad, miedo, angustia y desesperanza colmaban sus cerradas calles cada día. Todo comenzó a cambiar hace 10 años cuando la Arquidiócesis de Caracas nombró al padre Jaime Villamizar como sacerdote del barrio, un hombre joven de Boconó, estado Trujillo, con una vocación incuestionable.

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Desde que llegó se fijó la más noble de las misiones: regresar esta parroquia a la luz de Dios trabajando de la mano con la misma comunidad.

Ahora, junto a la iglesia se construye una casa parroquial y un amplio centro comunitario, donde se prevé que haya un ambulatorio, un centro odontológico, una escuela de música (de la mano del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela), un comedor y una casa vecinal para diversos usos. Incluso se piensa en una capilla velatoria para ayudar a las familias más pobres del barrio.

Toda esta obra fue levantada en un terreno de 1.110 metros cuadrados. El templo tiene un total de 405 m², distribuidos en una planta de 334 m², una mezzanina para coros de unos 33 m² y otros 38 m² para la sacristía.

La estructura del centro comunitario contará con una planta de acceso donde se ubicarán salones, oficinas y baños con un total de 253 m², así como una planta dedicada a la casa parroquial con un área de 253 m².

Luego de tres años de esfuerzo constante, la iglesia fue inaugurada en julio de 2018 y el centro comunitario presenta un avance cercano al 70%, que dadas las adversidades económicas que atraviesa el país, es un logro que demuestra tenacidad y pasión para llevar a los vecinos aquello que les prometió. “Esto va a ser un boom positivo para la comunidad”, aseguró Villamizar.

Suma de voluntades

Con el apoyo de la Arquidiócesis de Caracas y del Cardenal Jorge Urosa Savino, el padre Villamizar entró en contacto con diversas personas que constantemente buscan ayudar a las comunidades más necesitadas.

Entre ellos está César García Urbano Taylor, miembro de la Corporación Inmobiliaria SMA y quien por varios años estuvo enviando juguetes para los niños y otros insumos a través de diversas jornadas para la comunidad.

“Él me dijo ‘padre aprovechemos este terreno porque estas son condiciones infrahumanas’ y también me dijo que tenía un equipo de personas que nos iban a ayudar a hacer los planos y que poco a poco Dios iba a ayudar proveyendo recursos”, explica.

Y así comenzó a imaginar y a pensar en grande. La comunidad no necesita solo una iglesia, también necesita atención médica primaria y un trabajo importante en la reconstrucción de valores culturales y sociales.

Resucitando la fe

Con la ayuda de la Corporación Inmobiliaria SMA, la Fundación Adveniat (de Alemania), entre otras organizaciones sociales vinculadas a la Arquidiócesis de Caracas, en 2015 se logró la demolición de lo que había en el terreno para abrir campo a la llegada de materiales y equipos de construcción para levantar la nueva iglesia San Francisco de Asís en Kennedy.

Resultados visibles

Se debe establecer un antes y un después en Kennedy hace 10 años. Allí se registraban entre 15 y 18 muertes violentas cada fin de semana y el padre Jaime sostiene que hoy día ocurren una o dos. Él atribuye este cambio a la presencia de Dios en la comunidad.

“Comencé a sacar al Santísimo a las calles en procesión una vez al mes, comencé a ofrecer misas por la paz de la comunidad (…) La delincuencia en Kennedy ha bajado y yo lo atribuyo a las oraciones de la comunidad, a la eucaristía, a las procesiones con el Santísimo para bendecir, sanar y liberar a la comunidad”, enfatizó.

Asimismo, la comunidad renovó su fe en Dios. Hace una década tan solo 20 personas asistían a misa los domingos, y hoy participan cerca de 300 en cada eucaristía.

la idea es seguir sembrando nuevos valores en la comunidad, en lugar de ofrecer armas a los jóvenes se les ofrece instrumentos musicales, atención integral y esperanza, lo que se traducirá en un cambio de mentalidad y de cultura.

Comunidad integrada y agradecida

Los vecinos del sector reconocen el esfuerzo y dedicación del padre Jaime Villamizar y su disposición, siempre, a atender sus necesidades.

“Él está aquí, visita a los enfermos y no dice que no, está dispuesto de noche y de día. Si es un difunto está atento a la familia, ayuda con el tema de la funeraria, el sepelio, etcétera”, sostuvo la señora Elsa Pino Micheli, quien está con este proyecto desde el comienzo.

Más información: Se avanza en la finalización del Centro Comunitario de la Iglesia Kennedy

Y la juventud también tiene un papel importante en este logro, y una esperanza inmensa en las posibilidades que trae consigo.

Estefany Díaz, catequista de la parroquia y miembro de la pastoral juvenil, reconoce que este proyecto es sumamente positivo “porque ha apoyado a muchos niños (…) Es un gran proyecto que sí funciona para la comunidad porque aquí no tenemos ayuda, falta el apoyo social, la buena atención, tanto para niños como para personas mayores”, manifestó.

DOBLE LLAVE

Tomado y con información de El Sumario

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