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DOBLE LLAVE – Según una investigación realizada por el Laboratorio de Análisis de Violencia de la Universidad Río de Janeiro, denominada: Mapeo de Programas de Prevención de Homicidios en América Latina y el Caribe, la región maneja muchos planes de seguridad que en general no van orientados a la prevención del flagelo.

Dentro del estudio el investigador y sociólogo brasileño, Doriam Borges, en una reciente visita a Caracas, explicó que pudieron identificar en las experiencias latinoamericanas, que prácticamente son muy pocas o no existen verdaderas políticas públicas para la reducción de homicidios.

“Los Estados se enfocan en programas de prevención de la violencia, o de seguridad pero básicamente no han tenido un impacto en la reducción de homicidios”. Explicó que el ciclo de gestión de una política pública “debe ser continúo y constante”.

“El fenómeno de la violencia cambia por lo que es importante trasformar los programas que se apliquen de acuerdo a esas mutaciones”, sostuvo.

En principio el especialista destaca que es necesario realizar un verdadero diagnóstico donde existan metas “factibles y cuantificables”.

El Laboratorio identificó 93 programas que buscan promover la focalización de este delito para prevenirlo en donde según sus evaluaciones existen “falta de datos confiables, algunos programas carecen de objetivos claros y prevalece la desconfianza de la sociedad civil sobre el Estado”.

Explicó que Venezuela figura entre los países más violentos de la región, junto con México, Colombia y Brasil; y agregó que uno de cada tres homicidios en el mundo sucede Venezuela.

“Reducción de homicidios y muertes violentas es vital porque nos encontramos en la región más violenta del mundo”, explicó.

Destacó que, de acuerdo con el estudio, los países que han aplicado programas enfocados en una mayor militarización implicaban un mayor número de muertes en sus calles.

Relación adolescentes-violencia

Asegura que cada día se inician más jóvenes en el mundo de la violencia, una realidad que ha podido comprobar en su natal Brasil y que se ha replicado con mucha insistencia a lo largo de la región.

“Nuestra experiencia nos indica que los adolescentes de zonas menos favorecidas se sienten invisibles para la sociedad y usan las armas para incentivar el miedo y hacerse visibles”.

Para Borges es necesario conocer realmente la demanda de los jóvenes para en base a eso diseñar una verdadera propuesta de inclusión.

“Es necesario entrevistarlos, conocer y adentrarse en su realidad. Es necesario saber que razones les motivaron a entrar a un contexto violento”.

Rescata como fundamental que los adolescentes se sientan partícipes y protagonistas de sus propios cambios.

“La fortaleza es crear un proyecto constructivo que tenga una participación activa de la propia comunidad en donde de verdad se pueda rescatar con dignidad a estos adolescentes”.

Rafael Arias

 

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