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DOBLE LLAVE – 300 días en cautiverio le sirvieron al periodista español Antonio Pampliega, para reflexionar el papel de la prensa en el mundo y el poco valor que en algunas ocasiones parece serle otorgado a la vida de los profesionales de la comunicación.

En julio de 2015, Pampliega, junto a otros dos colegas, fueron secuestrados por miembros de Al Qaeda, cuando estaban de paso por Siria en busca de noticias frescas. Su cautiverio lo hizo reflexionar sobre la confiabilidad de los colegas del medio, ya que en su caso un antiguo conocido fue quien lo condujo a Siria, bajo la propuesta de un reportaje, en el que contaría con escolta. Sin embargo, fue luego de arrancar el vehículo en el que se encontraban y que el conductor tomara otra ruta, cuando los tres colegas se preguntaron «¿Y ahora qué?».

La llegada a ese improvisado destino no fue lo que ellos pensaban y fueron recibidos por «hombres armados«, que les hicieron señas con el pulgar, en signo de degollamiento y su contacto se mantenía sumido en un completo silencio.

En su caso, los terroristas lo tomaron por un espía y ello lo llevó a la reclusión en una celda aislada, donde cada día sufría la agonía de que tal vez, ese amanecer, sería el último.

Pampliega cuenta que en esos momentos «no sabes exactamente a lo que te vas a enfrentar», vives en una zozobra ya que continuamente «piensas que te van a vender o a decapitar, y te lo hacen pensar hasta el final, cuando entran vestidos de yihadistas con el logotipo del Estado Islámico» te miran fijamente, se ríen y por tu mente sólo pasan «bueno, se acabó. Por lo menos, dejo de sufrir».

El periodista relata que su aislamiento duró por 3 meses y se debió a un error, ya que en el pasado realizó una entrevista a un ex militar y él acababa de recibir una carta del oficial, firmada con una acreditación del Ministerio de Defensa. Ante ello pensaron que «trabajaba para el Gobierno, o era un traficante de armas, un mercenario o era un espía».

Luego de casi un año, el español y sus compañeros fueron liberados, pero a pesar de estar en libertad, el periodista continúa reflexionando sobre el valor que en algunas situaciones los reporteros le dan a su vida y se sumergen en una experiencia llena de adrenalina, que puede resultar mortal.

Una forma que Pampliega encontró para mostrar al mundo sus reflexiones, fue escribir «En la oscuridad», un libro donde cuenta su experiencia como rehén de Al Qaeda.

Allí el periodista narra que en el pasado era un «yonqui del frontline (primera línea) y ahora no». Después de esto comprendió que los periodistas «no somos inmortales y de que ningún reportaje merece la pena tu vida, por muy bueno que sea». El ex rehén de Al Qaeda reflexiona que desde ese momento mide los riesgos a los que profesionalmente se somete.

Bárbara Méndez / @barbie_zml

Con información de dpa

 

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