Lo que para muchos visitantes es un sitio turístico cargado de curiosidades y emoción, para los exsoldados es un recuerdo vivo de la realidad que aun les pesa
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DOBLE LLAVE – La «central 816», lo que antiguamente era una base secreta en la que se fabricaba plutonio para la bomba atómica, hoy funge como un laberinto-galería de 20 km para atracción turística.

Fue construida por 60 mil soldados oculta en la provincia-municipalidad de Chongqing, ubicada al suroeste de China, y sus medidas dan vértigo: 100 mil m² por un millón y medio de m³. Sus galerías son de hormigón, húmedas y oscuras, tenuemente iluminadas por lámparas azules y blancas, por lo que los turistas pueden sentirse en el contexto de la Guerra Fría.

Esta base secreta fue construida por orden de Mao Zedong, con el fin de que allí fuera producido el plutonio 239, combustible con el que funcionaban las armas nucleares.

Chen Huaiwen, un exsoldado de 70 años, recuerda: «Un colega activaba los explosivos. Luego, perforábamos la roca con máquinas. En cualquier momento, todo podía derrumbarse». Esos accidentes acabaron con la vida de 76 personas, «aunque seguramente fueron más», subraya.

El fin de esta base era hacer frente a las naciones que atacaran a China, pero mientras los soldados morían en las pruebas, el país estableció relaciones diplomáticas con Estados Unidos y, posteriormente, con la Unión Soviética, por lo que la construcción de la base (que ascendía a un 85%) había sido prácticamente en vano.

En 2002 fue desclasificada y en 2010 abrió sus puertas a turistas chinos. Los turistas extranjeros pueden acceder a ella desde finales del año pasado. No obstante, solo un 10% del sitio está abierto al público.

A saber, 80 millones de yuanes actuales u 11 millones de euros fueron gastados sin motivo. Hauiwen señala: «Dormíamos varios en una cama, sobre colchones de paja (…) En verano, era un horno. No conseguíamos dormirnos antes de la madrugada». También explicó que su alimentación era precaria, consistía en maíz, arroz, judías y solo dos porciones de carne a la semana.

Según Zheng Zhihong, director del sitio, la antigua central es un lugar de «memoria y homenaje a las dantescas condiciones de vida de los antiguos soldados». Sin embargo, Chen no puede ver el sitio del mismo modo. «Con el polvo, muchos contrajeron enfermedades pulmonares. Sin contar el gas tóxico de los explosivos, el humo de las máquinas y la atmósfera pestilente», señaló.

Por su parte, Li Gaoyun, de 62 años, y quien también solía trabajar allí, dijo: «Hoy, muchos ancianos no tienen ni pensión ni seguridad social. En fin, nada para vivir». Es un hecho que la Ley no garantiza nada para los exsoldados que regresaron al campo y que no cotizan por el servicio prestado. «Nos lo deben. Aquí entregamos nuestro sudor, nuestra sangre… y nuestra juventud», denunció Li.

Andreina Gutiérrez Romero

Con información y video de Telemetro

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